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    México fortalece su política de vivienda sustentable

    El cambio climático representa grandes retos para todos los sectores de la sociedad a nivel mundial, atenderlo requiere de una coordinación eficiente entre todos los actores e instituciones involucradas, además de un trabajo conjunto entre países. En medio del combate al cambio climático, se han originado un sinnúmero de acciones internacionales, siendo México uno de los principales países que ha participado de manera incluyente en la puesta en marcha de iniciativas de peso que han impulsado la reducción de gases y compuestos de efecto invernadero en distintitos sectores, entre ellos la vivienda.
    En el marco de la Estrategia Nacional de Vivienda, México ha desarrollado programas de vivienda sustentable, cuyo objetivo principal es la construcción de hogares que disminuyan sus costos de operación y además, reduzcan la generación de emisiones contaminantes. Y es que de acuerdo con datos otorgados por la Comisión Nacional de Vivienda –Conavi–, extraídos de diversos estudios realizados por las instituciones correspondientes como el INECC y Conagua, la aportación anual de emisiones de CO2 del sector residencial es de 21.2797 MTCO2e.

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    El consumo promedio de agua por vivienda al año es de 292.8 m3, lo que representa un pago entre los cuatro mil 948 pesos, finalmente el consumo promedio de energía eléctrica en una vivienda que no cuenta con medidas de sustentabilidad, es de dos mil 282 kWh, representando un gasto anual promedio de dos mil 944 pesos.
    Por lo anterior, parte de la estrategia fue la instalación -a través de la Sedatu y Conavi-, de la Mesa Transversal, grupo coordinador que logró la homologación de los criterios de la vivienda sustentable en 2017, definiendo una misma línea base para la aplicación de programas en el sector.
    Mediante la construcción de esta política de vivienda, el Gobierno mexicano diseñó una metodología de evaluación de prototipos de vivienda con eficiencia energética, que mitigara CO2 -dióxido de carbono-. Los mecanismos de apoyo que han logrado fortalecer la vivienda sustentable han sido la Hipoteca Verde, la NAMA y los programas EcoCasa. Solamente en el periodo de 2013 a 2017, EcoCasa y Nama juntos lograron una reducción de 53 mil 682.42 toneladas de CO2.

    NAMA de Vivienda Sustentable

    Tomasz Kotecki, subdirector general de Análisis de Vivienda, Prospectiva y Sustentabilidad de la Conavi

    “Conceptualmente la NAMA es una acción apropiada de mitigación, a través del cual vinculas a dos países y puedes recibir financiamiento climático internacional y apoyo”, señala Tomasz Kotecki, subdirector general de Análisis de Vivienda, Prospectiva y Sustentabilidad de la Conavi.
    Kotecki señala en entrevista que luego de que todos los programas trabajaran bajo métricas diferentes, se comenzó con la visión de una vivienda sostenible con un programa de indicadores homologados, iniciando así una labor conjunta con instituciones para equiparar dichos criterios. “Juntamos a un grupo de personas, tanto del sector privado, financiero y de Gobierno, armamos una mesa transversal y esta mesa transversal propuso esta manera de coordinar programas. Ahí sumamos a expertos internacionales porque en ese momento empezó todo el tema de cooperación internacional a través de mecanismo menos rígidos y el vehículo para traer financiamiento internacional bajo una certificación de Naciones Unidas”.
    “La NAMA, se convierte de la misma manera que EcoCasa o Hipoteca Verde en un subprograma de esta Estrategia Nacional de Vivienda (…) EcoCasa parte de las mismas bases, la misma plataforma que usa la NAMA en cuanto a medición”, detalla el representante de Conavi.
    Cabe resaltar que dentro de dicho programa existen tres esquemas diferentes, la NAMA de Vivienda Nueva, NAMA de Vivienda Existente y NAMA Urbana, estas se crearon como un esfuerzo de mitigación. “La Nama de Vivienda Nueva es la que se ha impulsado, donde forma parte EcoCasa, donde se está actualizando Infonavit con Hipoteca Verde, sin embargo, eso solamente cubre las 30 mil viviendas que se construyeron anualmente de interés social, financiadas a través de estos mecanismos que tenemos, hay más, están todas la viviendas que son de mayores ingresos que no pasan por subsidios”.
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    La Nama de Vivienda Existente, está dirigida a aquellas viviendas que no han recibido un mantenimiento apropiado, donde el principal objetivo es “hacer un diagnóstico energético, saber de cuándo es la vivienda, qué tipo de consumos tiene, dónde los consume y entonces de esta manera poder intervenir la vivienda con un programa, ya sea de mejoramiento, como los de Mejoravit, los de FOVISSSTE que también están trabajando en esto, o con el programa que tenemos actualmente vigente con el FIDE de Mejoramiento Integral Sustentable”, explica Kotecki.
    Por último, la Nama Urbana es un proyecto en fase de diseño que ha iniciado con algunos pilotos, sin embargo en lo que se basa este proyecto, es que con la metodología se pueda llegar con todas las tecnologías a un nivel de consumo bajo mediante el conjunto de viviendas que pudiera permear los altos costos de inversión.
    “Los instrumentos existentes que hay para evaluar las viviendas, permiten poderle incorporar cada vez más aditamentos o mejoras al sistema constructivo, que le permitirían dejar de consumir por ejemplo la energía eléctrica, si usa 100% energía renovable, a través de fotovoltaicos, eólicos, geotérmicos, pero eso representa una gran inversión para una vivienda de interés social”.
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    “Entonces el objetivo de la NAMA Urbana, que es en realidad NAMA de conjuntos, es ver de qué manera, qué tecnologías se incluyen a nivel conjunto, que haya un operador que esté continuamente manteniendo todos los sistemas que estén ahí, asegurando que el conjunto se maneje de manera optima y eficiente, entonces esta seria hacia donde estamos yendo y eso es justo en lo que estamos trabajando arduamente este año para ya tenerlo listo para finales de año”, destaca Tomasz Kotecki.
    Con base a datos de la Conavi, tan sólo en 2017, subsidió cerca de 20 mil 370 viviendas sustentables, equivalente a un monto de mil 94 millones 870 mil 782 pesos, lo que significa que 3 de cada 10 viviendas entregadas con subsidio son viviendas verdes.
    El registro histórico de viviendas sustentables en el periodo de 2013 al 2017 fue de 95 mil 22, con la homologación de criterios se espera que en 2018 al menos 4 de cada 10 viviendas con subsidios sean sostenibles. Es imprescindible enfatizar que esta comisión ha trabajado con cerca de 450 desarrolladores que se han sumado a esta iniciativa.
    Finalmente, aunque dicho programa se enfoca a vivienda de interés social “las herramientas técnicas que diseñamos se pueden aplicar a cualquier tipo de vivienda, y eso es a lo que le estamos apostando (…) Esta misma base de lo que se hizo en interés social, se puede escalar y se debe de escalar hacía todos los demás sectores”.
    Por Danae Herrera Rodríguez
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