En México, 56% de las viviendas no tiene acceso adecuado a infraestructura de transporte público, lo que vulnera el derecho constitucional a una movilidad sustentable y equitativa. Bajo el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para 2030 los países deben garantizar sistemas de transporte seguros, accesibles y sostenibles, con prioridad para mujeres, niños, personas con discapacidad y personas mayores.
Culiacán, Sinaloa, ofrece un caso relevante: la ciudad tiene alta cobertura espacial de paradas de transporte público, pero un uso reducido del sistema.
Impacto espacial del transporte público en Culiacán
El análisis se centra en el indicador 11.2.1 del ODS 11, Ciudades y Comunidades Sostenibles. Este indicador mide la proporción de la población con acceso conveniente a una parada de transporte público a una distancia máxima de 500 metros, desagregada por sexo, edad y condición de discapacidad.
En Culiacán, los resultados muestran que 98.21% de la población vive a no más de 500 metros de al menos una parada. Es decir, la ciudad tiene una red de puntos de acceso relativamente densa y, en términos de proximidad, cumple con el estándar internacional de referencia.
Sin embargo, esta cobertura contrasta con el bajo porcentaje de usuarios del transporte público en la ciudad, lo que revela una desconexión entre oferta física y demanda efectiva.
Metodología: SIG y análisis de redes
El estudio emplea un enfoque cuantitativo con apoyo de Sistemas de Información Geográfica (SIG) y herramientas de análisis de redes.
A partir de datos de población, ubicación de paradas y red vial, se modelan radios de accesibilidad de 500 metros alrededor de cada punto de parada. Luego se calcula qué proporción de la población queda dentro de esta área de influencia.
Este tipo de análisis permite ir más allá de la percepción y medir con precisión:
- Cobertura espacial real de la infraestructura.
- Diferencias de accesibilidad según grupos de población.
- Zonas residenciales con mejor o peor conectividad formal al sistema.
Brecha entre infraestructura y uso real
Que casi toda la población tenga paradas cerca, pero use poco el transporte público, apunta a problemas que no son sólo de infraestructura física. Entre los factores posibles destacan:
- Calidad del servicio: unidades en mal estado, hacinamiento, tiempos de espera largos.
- Frecuencia y diseño de rutas: recorridos poco eficientes, trasbordos obligados, horarios limitados.
- Seguridad: percepción de riesgo en paradas, trayectos y unidades, especialmente para mujeres y grupos vulnerables.
- Competencia del auto particular y el transporte informal, percibidos como más rápidos o convenientes.
En la práctica, la ciudad cuenta con “acceso teórico” al transporte público, pero no con una experiencia de viaje que compita contra otras alternativas. Esto tiene efecto directo en congestión, emisiones y costos de movilidad para los hogares.
Implicaciones para la política pública y el desarrollo urbano
Para alinear la realidad de Culiacán con los ODS, no basta con que existan paradas a menos de 500 metros. Es necesario:
- Mejorar calidad y frecuencia del servicio para volverlo una opción real, no de último recurso.
- Reforzar seguridad en paradas, rutas y unidades, con enfoque de género y grupos vulnerables.
- Revisar el diseño de la red para reducir tiempos de viaje y trasbordos.
- Integrar el transporte público con la planeación urbana y de vivienda, evitando seguir construyendo desarrollos alejados y mal conectados.
Desde la perspectiva inmobiliaria, la movilidad eficiente es un activo. Viviendas, oficinas y proyectos comerciales bien conectados a transporte público formal incrementan su valor y competitividad. Cuando el sistema existe, pero es poco usado, se desaprovecha una palanca clave de desarrollo urbano sostenible.
El caso Culiacán muestra que el reto no es sólo construir infraestructura, sino garantizar servicio de calidad y políticas que incentiven su uso. Si México busca cumplir el ODS 11 y avanzar hacia ciudades más equitativas, tendrá que cerrar la brecha entre la red sobre el mapa y la movilidad que realmente viven sus habitantes.