Centros de datos en EE.UU.: cómo la IA está transformando condados pequeños y su mercado inmobiliario

El boom de centros de datos en Estados Unidos concentra 72% de la actividad en menos del 1% de los condados, generando empleos, ingresos fiscales y presión sobre suelo, energía y comunidades locales. El caso de Meta en Newton County, Georgia, muestra tanto el potencial económico como los riesgos de crecimiento acelerado sin planeación de largo plazo.

El desarrollo de centros de datos se ha convertido en una de las fuerzas silenciosas más fuertes detrás de la transformación territorial en Estados Unidos. Impulsados por la demanda de inteligencia artificial, nube y almacenamiento digital, estos activos se están concentrando en unas cuantas jurisdicciones: casi el 1% de los condados del país agrupan el 72% de la actividad, según análisis de Goldman Sachs.

Esta concentración trae inversión, empleos y recaudación, pero también redefine el uso de suelo, la demanda energética y la dinámica social de comunidades tradicionalmente pequeñas.

Newton County, Georgia: cuando un data center redefine el territorio

Un ejemplo claro es Newton County, en Georgia, donde se ubica el campus de Meta en Stanton Springs. La instalación procesa datos de Facebook, Instagram y WhatsApp, y sigue en expansión.

Advertisement

En términos económicos, el campus funciona como ancla:

  • Ha generado cientos de empleos directos e indirectos.
  • Desde 2022 ha aportado alrededor de 12 millones de dólares en ingresos fiscales locales.
  • Los recursos se han dirigido a servicios públicos y programas comunitarios.

Para una comunidad pequeña, la llegada de un actor de esta magnitud cambia la escala de la economía local y del mercado inmobiliario: más demanda de vivienda, servicios, logística y productivo–industrial complementario.

Crecimiento acelerado y preguntas incómodas

No todo es consenso. La comisionada del condado, LeAnne Long, ha puesto sobre la mesa una preocupación clave: ¿qué pasa si, en el futuro, estos grandes activos quedan vacíos o pierden valor?

El riesgo no es menor. Centros de datos son:

  • Proyectos de altísimo CAPEX.
  • Altamente especializados y difíciles de reconvertir.
  • Intensivos en energía y, en muchos casos, en agua.

A esto se suma la presión sobre la red eléctrica. Se estima que los centros de datos podrían consumir alrededor del 8% de toda la energía de Estados Unidos para 2030, lo que reabre la discusión sobre capacidad instalada, tarifas, regulación y quién paga la expansión de infraestructura.

Respuesta empresarial: renovables, agua y programas sociales

Frente a estas preocupaciones, empresas como Meta y Amazon están intentando construir una narrativa y una práctica más sostenible:

  • Compromiso de Meta de ser “positivo en agua” para 2030 y consumir más energía renovable de la que usa.
  • Proyectos de energías renovables vinculados a los centros de datos para mitigar su huella energética.
  • Reciclaje y reutilización de agua en procesos de enfriamiento.
  • Iniciativas sociales, como el programa de Amazon para proveer alimentos frescos y estables en escuelas locales.

Aun así, residentes siguen expresando inquietudes relacionadas con:

  • Seguridad y cambios en el carácter del entorno.
  • Conversión de suelo rural o semirrural a usos industriales y tecnológicos.
  • Pérdida de control comunitario frente a decisiones tomadas a escala corporativa y estatal.

Planeación y coordinación: clave para un desarrollo sostenible

El consenso emergente entre empresas y líderes locales no es “rechazar” la industria de centros de datos, sino evitar que su crecimiento sea desordenado.

Las claves pasan por:

  • Planeación territorial y energética de largo plazo. Alinear permisos, infraestructura eléctrica, uso de suelo y estándares ambientales.
  • Negociación inteligente de beneficios locales. Asegurar que los incentivos fiscales se traduzcan en infraestructura, educación, vivienda y servicios que perduren más allá del ciclo de un solo proyecto.
  • Estrategias de reconversión y resiliencia. Diseñar centros de datos que, en caso necesario, puedan reconvertirse o integrarse a otros usos productivos y tecnológicos.

Para el mercado inmobiliario, los centros de datos representan una nueva clase de activo de altísimo impacto: generan demanda, elevan el valor de ciertos terrenos y regionalizan la economía. Pero también exigen un nivel más sofisticado de gestión pública y privada para que los beneficios superen los costos sociales y ambientales.

En síntesis, los data centers son ya parte del nuevo “real estate crítico” de la economía digital. La diferencia entre que sean palanca de desarrollo o fuente de conflicto dependerá de qué tan bien se planifique su integración a las comunidades que los reciben.

Advertisement