Inversionistas apuntan a Los Cabos: el laboratorio mexicano del lujo hotelero

Los Cabos consolida su lugar en el mapa global del turismo de alto poder adquisitivo. Lo que hace una década era un refugio relativamente acotado para viajeros estadounidenses y canadienses, hoy se ha convertido en uno de los mercados más observados por los fondos hoteleros que buscan exposición al lujo y a los resorts de playa.

De acuerdo con el más reciente Snapshot de Hotelería y Turismo de CBRE, más de 1,200 habitaciones se encuentran actualmente en desarrollo en el destino, impulsadas por marcas internacionales como St. Regis, Soho House y Grand Hyatt.

En el corredor turístico, el 72% de la oferta instalada pertenece a los segmentos de lujo y alta gama, una proporción que no solo supera al promedio nacional, sino que coloca a Los Cabos en una categoría propia dentro del mercado mexicano.

Lujo concentrado, riesgo concentrado

“Los Cabos se consolida como un referente de lujo a nivel internacional. La combinación de conectividad aérea, marcas hoteleras de prestigio y una demanda constante de experiencias exclusivas continúa atrayendo inversión y fortaleciendo el desempeño del sector”, señala Christian Lega, vicepresidente de Hotelería de CBRE México.

La lectura de fondo es más compleja. Un mercado donde casi tres cuartas partes de las habitaciones pertenecen al segmento alto envía señales de fortaleza, pero también de concentración de riesgo:

  • El destino depende de un viajero de alto poder adquisitivo, menos sensible al precio pero más volátil frente a ciclos económicos, conflictos geopolíticos o cambios en percepciones de seguridad.
  • La curva de inversión se está cargando hacia productos cada vez más sofisticados —branded resorts, clubs privados, experiencias wellness— que exigen tickets promedio elevados para sostener retornos.

Por ahora, los números avalan el optimismo. El Aeropuerto Internacional de Los Cabos ocupa la tercera posición nacional en llegadas de turistas extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Canadá.

Entre enero y agosto de 2025, México captó 23,934 millones de dólares en divisas por visitantes internacionales, con un gasto promedio de 1,245 dólares por turista de internación vía aérea, cifras en las que destinos como Los Cabos tienen un peso desproporcionado frente a su tamaño poblacional.

El ángulo del capital: resorts primero, ciudades después

El apetito por Los Cabos no es un fenómeno aislado. CBRE calcula que más de la mitad de los inversionistas hoteleros a nivel regional ha contemplado aumentar su exposición al sector, con especial interés en destinos de playa como Los Cabos, el corredor Cancún–Tulum y Punta Mita/Riviera Nayarit. Cerca de 64% de esos inversionistas considera que los hoteles de lujo son la opción más prometedora, y más del 90% percibe a los resorts como el tipo de activo más rentable frente a otros usos inmobiliarios.

La fotografía nacional respalda ese giro. En 2024, México aperturó más de 4,000 nuevos cuartos de hotel, un incremento de 172% frente a la nueva oferta anual de 2023. Cancún concentró 68% de esas nuevas habitaciones, Mazatlán 20% y Los Cabos 10%, pese a su escala menor.

En otras palabras: Los Cabos no compite por volumen, compite por tarifa y rentabilidad. Informes recientes del observatorio turístico local muestran niveles de ocupación por arriba del 70% y tarifas promedio diarias ampliamente superiores al promedio nacional —en algunos casos, más de 400 dólares por noche en hoteles de cinco estrellas.

La ecuación operativa detrás del lujo

El atractivo para inversionistas no se explica solo por el posicionamiento de marca de Los Cabos, sino por tres variables operativas:

  1. Estacionalidad acotada La dependencia de los mercados de Estados Unidos y Canadá, que concentran los flujos de viajeros, genera temporadas altas bien definidas, pero también un piso de demanda relativamente estable fuera de los picos.
  2. Capacidad de fijación de precios A diferencia de destinos más masivos, Los Cabos ha priorizado la preservación de tarifa sobre la ocupación a toda costa. En lugar de recurrir a descuentos agresivos, los operadores han apostado por valor agregado y segmentación fina.
  3. Efecto derrama hacia real estate residencial El mercado hotelero se alimenta de un fenómeno conocido por los brokers locales: turistas de alto poder adquisitivo que regresan como compradores de segundas residencias o villas en comunidades cerradas. Para los fondos, esto abre la puerta a estrategias híbridas hotel–residencial, donde el resort es tanto producto como ancla de ventas inmobiliarias.

¿Burbuja de lujo o consolidación estructural?

La pregunta inevitable es si la expansión de más de 1,200 habitaciones en pipeline representa el inicio de una sobreoferta en el segmento alto o una nueva fase de consolidación. CBRE, al menos por ahora, se inclina por la segunda lectura: su análisis sitúa a Los Cabos entre los mercados “más sólidos y rentables del país”, con un dinamismo de lujo que no muestra señales inmediatas de agotamiento.

Sin embargo, el caso del destino presenta varios puntos de atención para quien entra hoy:

  • Dependencia geográfica del cliente La concentración en viajeros de Norteamérica, aunque rentable, deja a Los Cabos expuesto a cambios en conectividad aérea, regulaciones o shocks económicos en esos países. Un reciente aumento en rutas directas desde Europa abre una vía de diversificación, pero aún es incipiente.
  • Presión ambiental y social La expansión hotelera en un entorno frágil desde el punto de vista hídrico y ecológico obliga a los proyectos a incorporar soluciones de sostenibilidad más allá del marketing. La disponibilidad de agua y la capacidad de carga de la infraestructura urbana serán límites reales para el crecimiento.
  • Competencia entre marcas globales La llegada simultánea de cadenas como St. Regis, Soho House y Grand Hyatt eleva el estándar, pero también fragmenta la demanda de los segmentos más altos. No todos podrán liderar tarifa de forma simultánea; algunos deberán competir por diferenciación más que por precio.

El tablero para los siguientes cinco años

Para los inversionistas institucionales, Los Cabos ofrece hoy un caso de estudio sobre cómo un destino relativamente pequeño puede convertirse en laboratorio de lujo hotelero y de real estate turístico. El desempeño del mercado en los próximos cinco años ayudará a responder varias preguntas clave:

  • ¿Hasta qué punto puede seguir creciendo la oferta de lujo antes de presionar tarifas y márgenes?
  • ¿Qué modelos —resort puro, hotel–residencias, clubes de membresía— capturan mejor la disposición a pagar del viajero ultra premium?
  • ¿Cómo incidirán los criterios ESG de los grandes fondos en la selección de proyectos, en un entorno ambientalmente frágil?

Por ahora, la señal del capital es inequívoca: el mapa del turismo de lujo en México tiene un vértice claro en la punta de Baja California Sur.

Queda por ver si Los Cabos podrá seguir sosteniendo su narrativa de exclusividad mientras integra más llaves, más marcas y más visitantes sin erosionar el activo que, al final, vende por encima de cualquier amenidad: la sensación de que sigue siendo un lugar al que no llega todo el mundo, pero al que todos los inversionistas quieren llegar.