Más que un simple espacio habitable, la arquitectura vernácula es un fenómeno cultural, producto de transformaciones sociales con grandes componentes religiosos y funcionales, afirmó el arquitecto Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional, dentro del ciclo “Las otras arquitecturas”. 

De acuerdo con el experto, este sistema de construcción permite la integridad espacial en convivencia con el entorno y la forma de vivir en comunidad.

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Este sistema de construcción permite la integridad espacial en convivencia con el entorno y la forma de vivir en comunidad.
Foto: El Colegio de México

Además, indicó que el conocimiento y análisis de dichas arquitecturas son una poderosa herramienta para acercarse a la realidad de una región.

“El interés por las manifestaciones vernáculas demuestra que, más allá de lecciones formales o técnicas, se trata de expresiones sociales y culturales que merecen ser reconocidas y estudiadas, así como protegidas como parte de nuestro patrimonio”.

Adaptación de la arquitectura vernácula y sus materiales

Durante la charla, Leal sostuvo que el surgimiento de este sistema se da por una necesidad tan primitiva como la de habitar.

“Los materiales utilizados varían de un lugar a otro e incluyen adobe, tierra apisonada, ladrillos de barro, paja, mazorca, bambú, piedra, arcilla, madera, bloques de ladrillos comprimidos, ladrillos quemados con cenizas de arcilla, palma, etcétera”.

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Foto: Arqa

En este contexto, remarcó que la capacidad de adaptación de la arquitectura vernácula a las condiciones específicas de cada lugar, como ejemplo:

  • Casas de adobe en el sureste de Estados Unidos
  • Palafitos en regiones costeras como en Tabasco y el Golfo de México
  • Casas redondas en Yucatán
  • Bohíos en Cuba y en todo el Caribe
  • Casas de piedra seca en el Mediterráneo
  • Trojes en Michoacán
  • Chozas de paja en el África subsahariana
  • Casas de madera tradicional en Japón

“No se reduce al espacio doméstico, sino también a una arquitectura pública, incluyendo ayuntamientos, espacios comunitarios, espacios públicos y hasta hospitales, como las huataperas en Michoacán”. 

México, país que sentó las bases de protección de la construcción tradicional

El arquitecto Francisco López Morales recordó que, históricamente, en México se sentaron las bases para la protección de la arquitectura vernácula.

“La Carta del Patrimonio Vernáculo Construido se adoptó en la asamblea que tuvimos aquí en México, el ICOMOS Internacional de 1999. Para llegar a ella, se trabajó por lo menos una década para ir puliendo los conceptos que están vertidos en esta carta doctrinaria”.

Al citar el documento, López Morales refirió que este método de construcción es aparentemente irregular. Sin embargo, aseguró que se trata de un bien ordenado, utilitario y, al mismo tiempo, que posee interés y belleza.

“Sería muy digno para la memoria de la humanidad que se tuviera cuidado en conservar esa tradicional armonía que constituye la referencia de su propia existencia”.

No obstante, agregó que, al carecer de la característica de monumentalidad que tienen “otras arquitecturas”, la obligación de mantenerlo y de conservarlo no siempre es obvia para los gobiernos en turno.

“El patrimonio tradicional o vernáculo construido es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad”, reafirmó.