El 90% del costo operativo de las empresas se debe al capital humano y se ha encontrado que un incremento de tan solo 5% en el compromiso de los empleados ha reeditado 3% en el desempeño global de las empresas.
Los edificios de oficinas se han convertido en los grandes símbolos de las ciudades, como el rasgo más visible de la actividad económica, social, tecnológica y progreso financiero. Han dominado el paisaje de las grandes ciudades de todos los continentes y simbolizan en mucho a la sociedad actual.
Esto se debe en mucho a que los edificios de oficinas son el más tangible reflejo del cambio profundo en los patrones de empleo que han ocurrido en los últimos cien años. En la actualidad, por lo menos el 50% de la fuerza de trabajo, en los Estados Unidos, Norte de Europa y Japón es empleada en espacios de oficina, comparado con el 5% de la población a principios del Siglo XX.
En las organizaciones actuales, el costo de operación típico se distribuye más o menos así: 3 a 4% en sus instalaciones, 4% para operaciones, 1% en el mobiliario, el resto; entre 90 y 91% en salarios y otros costos asociados a sus empleados. Como se puede apreciar, cualquier inversión en la mejora de la productividad del espacio de trabajo puede tener un impacto dramático en este rubro final y por lo tanto en la productividad.
No es, entonces de extrañarse que las empresas cada vez más enfoquen sus esfuerzos en mejorar la experiencia de sus empleados. Las razones van desde la atracción y retención de talento, el incremento en su productividad y generar el cada vez más escaso vínculo de las personas con las empresas.
Este vínculo se establece con tres elementos clave: el diseño, la tecnología y el ambiente de trabajo. Recordemos que el 90% de costo operativo de las empresas se debe al capital humano y se ha encontrado que un incremento de tan solo el 5% en el compromiso de los empleados ha redituado un 3% en el desempeño global de las compañías. En la actualidad ha entrado en desuso el término oficina y ha aparecido uno que describe de mejor manera este concepto y es “lugar de trabajo”.
El espacio físico que es el que nos ocupa ahora, juega un papel fundamental en este concepto; compañías como CBRE, Airbnb, JLL, Cisco, Qualcomm, etc., han realizado esfuerzos denodados por hacer mejoras que vinculan de manera emocional a sus empleados con el lugar de trabajo. Por ejemplo, en unos de los proyectos más recientes de VFO, un espacio de trabajo de tipo Co-Working, se diseño con elementos de madera, y mesas de trabajo más parecidas a espacios residenciales, de esta manera, es posible dar una sensación de calidez poco vista en las oficinas tradicionales; además, esta calidez le confiere propósito, flexibilidad y significado al espacio de trabajo. Estas amenidades, rápidamente se han convertido en herramientas de reclutamiento y atracción de talento, reconociendo que añadir elementos del exterior como plantas y escenas bucólicas crean espacios de trabajo productivos.
En un estudio global dirigido por Steelcase con 12,480 participantes en 17 países, donde se examinó los comportamientos clave en el lugar de trabajo alrededor del tema el espacio de trabajo; se encontraron resultados muy interesantes acerca de que aquellos trabajadores que tienen mayor control sobre dónde y cómo trabajar, quienes son libres de concentrarse y físicamente moverse con mayor libertad durante la jornada de trabajo y quienes trabajan en grupos con el menor número de interrupciones, son los que se encontraron con un mayor nivel de compromiso. Se concluyó que cerca del 88% de los empleados que tienen mayor libertad de elegir su puesto de trabajo y nivel de privacidad, poseen un mayor compromiso con sus labores y la empresa a la que pertenecen.
Por Luis Fernández de Ortega, luis.deortega@v-fo.com, @vfoarquitectos
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