Nzambi Matee, una joven ingeniera keniana, es la fundadora de Gjenge Makers, empresa creadora de “ladrillos plásticos” que, además de ayudar al medio ambiente dando la posibilidad de reciclar toneladas de este material, son más resistentes que los ladrillos comunes de hormigón.
Según datos de Greenpeace, solo se recicla el 9% de todo el plástico generado a nivel mundial, e incluso en los países desarrollados, la tasa de reciclaje de los desechos recolectados en viviendas no llega al 50 por ciento.
Su fábrica, ubicada en Nairobi, recolecta residuos de botellas y bolsas, los mezcla con arena y los funde a alta temperatura para moldearlos en forma de ladrillos. Este lugar es capaz de producir hasta 1.500 ladrillos al día.
Desde sus inicios en 2017, esta emprendedora y su equipo formado por cinco trabajadores han logrado reciclar 20 toneladas de desechos plásticos. Se estima que cada 24 horas se generan alrededor de 500 toneladas, solo en la ciudad de Nairobi. Gjenge Makers está trabajando día y noche para pavimentar un bloque de viviendas con 14.600 ladrillos.
En una entrevista con EFE, Matee declaró que, el motivo por el cual buscó emprender con esta idea, fue el cansancio de ver que no se hacía nada: “Los desechos plásticos no son un problema keniano sino global y, si no somos capaces de ofrecer soluciones prácticas y pedir a las personas que adopten una cultura del reciclaje, puede ser un desafío“, declaró.
Al principio, la idea era recolectar restos plásticos para venderlos a empresas de reciclaje locales, pero al acumular más cantidad de la que conseguían vender, decidieron intentar transformar ese plástico en apariencia inservible en ladrillos más duros que el propio hormigón.
Matee, graduada en Física y Geofísica, especializada en Ciencias de los Materiales, afirma que sus ladrillos son tres o cuatro veces más resistentes que los tradicionales porque el plástico, al ser un material fibroso, crea menos bolsas de aire.
En el año 2020, fue reconocida como uno de los siete Jóvenes Campeones de la Tierra 2020, galardón con el que el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), con sede en Nairobi, reconoce la labor de organizaciones, científicos, activistas o emprendedores menores de 30 años capaces de promover un impacto transformador.
Al igual que otras voces que exigen una recuperación verde postpandemia, la fundadora de Gjenge Makers considera que este es un buen momento para pulsar “el botón de pausa”.
“Los datos revelan que, durante la pandemia, las personas han vuelto a lo más básico: a cuidar los unos de los otros y a cuidar del medioambiente. Llevará tiempo, pero esta pausa y el cambio mental que ha provocado el COVID-19 podría ser el comienzo de una generación más concienciada“, finalizó la empresaria.