Coworking industrial, el futuro de los espacios de producción para las Pymes

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Coworking industrial, el futuro de los espacios de producción para las Pymes

El coworking se ha definido como una forma de trabajo colaborativo en la que profesionales de diversos sectores comparten un mismo espacio físico. El cual no solo cubre las necesidades básicas de una oficina, además crea comunidades multidisciplinarias y fomenta relaciones interpersonales de valor para el empleado y la empresa.

Este movimiento ha logrado tal éxito que, de acuerdo con el “Informe de mercado global de espacios de trabajo compartido 2021” de Research and Markets, se convirtió en una industria valorada en más de ocho mil millones de dólares a nivel global.

Fue el ingeniero y desarrollador de software Brad Neuberg, el creador del primer coworking en el mundo: la Hat Factory de San Francisco. En 2006, inició este espacio colaborativo con solo tres freelancers.

Ahora este modelo de trabajo está lejos de lo que fue hace casi dos décadas. Desde entonces, se ha transformado hasta adaptarse a las exigencias actuales de las empresas que buscan mayor rendimiento, ya no solo en los espacios de oficina, también en sus áreas de producción industrial.

Pocos son los que han buscado desarrollar este mercado en México. Entre los visionarios se encuentra el Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces (Fibra) Upsite, quienes desde su entrada a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), tienen entre sus proyectos el desarrollo de espacios de coworking industrial.

En entrevista para Inmobiliare, Rodolfo Balmaceda, director general de la Fibra, expresó que bajo el modelo de negocio de “economía compartida”, buscan brindar particularmente a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) la oportunidad de participar en ambientes de colaboración.

Los cuales pueden generar sinergias al compartir el costo de servicios y maquinaria innovadora, intercambiar información y conocimientos, tener acceso a transferencia de tecnología y uso de patentes, entre otros beneficios.

“Con este producto, pretendemos que las empresas coexistan en un edificio industrial moderno con instalaciones, áreas de trabajo y maquinaria moderna. Así como servicios de diferentes tipos que mejoren el uso del capital de cada una, reduzcan sus costos de operación, generen ahorros y por ende, incrementen su productividad”, comentó.

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Rodolfo Balmaceda,
Director general de Fibra Upsite

De acuerdo con el experto, es posible construir un edificio de 15 mil metros cuadrados, por ejemplo, en el que laboren hasta 15 o 20 Pymes con procesos parciales o completos de producción. Además, contarían con una empresa subcontratada en el área logística al interior del desarrollo para llevar a cabo los procesos de entrega.

Dada su naturaleza, estos espacios se adaptan bien a los procesos limpios. Tales como compañías de corte de madera, metal o cartón, así como a las dedicadas al arte y trabajos manuales que no requieren un área grande. También son ideales para los sectores de desarrollo de tecnología y software, call centers o data rooms.

PYMES, área de oportunidad del coworking industrial

Como se ha mencionado el coworking industrial observa un área de oportunidad de mercado en las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), ya que estas tienen la marcada necesidad de contar con infraestructura de calidad para montar procesos de producción y operación, pero no cuentan con los recursos suficientes para ello.

Según datos del Centro de Competitividad de México (CCMX), este segmento de la economía representa el 99.8% del total de empresas en el país, y genera 7 de cada 10 puestos de trabajo. Asimismo, aporta el 52% del PIB a nivel nacional. Estas cifras demuestran el notable rol que cumplen en el desarrollo económico y social, a pesar de la crisis debido a la pandemia por Covid-19.

Dada su importancia, entre 2016 y 2017, antes de salir al mercado bursátil, Fibra Upsite realizó un estudio en el que se hallaron una basta cantidad de negocios desatendidos en materia de infraestructura industrial clase A.

“En la Ciudad de México hay zonas como Vallejo o Naucalpan con edificios clase C, principalmente. Estos tuvieron origen entre los años 40’s y 50’s, son viejos. Algunos tienen techos de asbesto y no tiene patios para maniobras, por lo que los trailers operan en las calles. La superficie de su construcción llega a ser del 90% del terreno, con suerte tienen un árbol en la entrada”, señaló Rodolfo Balmaceda.

Añadió que existen empresas que laboran en construcciones deficientes con la capacidad de ocupar espacios clase A. Es decir, realizan operaciones sólidas en sus procesos: “Estos negocios de óptima calidad habitan en estas zonas porque, hasta el momento, no tienen otra alternativa”.

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Lo que representa una desventaja en materia de competitividad y eficiencia. De acuerdo con el McKinsey Global Institute, especializado en investigación de economía y negocios, la productividad de las grandes empresas crece en promedio a tasas del 6%, mientras que las medianas lo hacen alrededor del 1 por ciento. En el caso de las micro y pequeñas decrece hasta 6.5 por ciento.

Asimismo, el director general de Fibra Upsite destacó que las Pymes atraviesan diversas dificultades para integrarse a la cadena global de valor. Una de las más recurrentes es el bajo acceso a las certificaciones que garantizan que un producto, servicio, sistema, proceso o material se ajusten a requisitos específicos.

“La mayoría de las empresas que trabajan en edificios de clase C, no obtienen certificaciones. Algo tan mínimo como tener extinguidores en lugar de sistemas contra incendios a base de hidrantes, las puede privar de un contrato. Es decir, cumple con la legislación mexicana, pero para colaborar con compañías estadounidenses o de mayor dimensión, no serán tomadas en cuenta por no cubrir los requisitos”, comentó.

Este potencial para entrar al mercado, no solo incluye la posibilidad de exportar hacia el extranjero. Incluso en México, empresas multinacionales del sector automotriz, electrónico, farmacéutico, entre otros, llevan a cabo valoraciones estrictas que, en primera instancia, requieren infraestructura de primer nivel.

El CCMX estima que únicamente el 3% de las Pymes mexicanas son parte de la cadena de valor internacional. Por ello es importante maximizar los beneficios a su alcance.

“Sin duda la complementariedad y los procesos interconectados permiten una mayor creación de valor agregado. Desde el CCMX, apoyamos el crecimiento, el desarrollo y la profesionalización de las pequeñas y medianas empresas a través de un modelo basado en las mejores prácticas, con la finalidad de generar y conservar empleos de calidad”, precisó Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios.

Igualmente, al ser sometidas a inspecciones por observación directa de las instalaciones, y evaluar los espacios inadecuados en los que se desenvuelven, se eleva el costo de los seguros para el trabajador, ya que las autoridades determinan que el riesgo que corren es mayor.

Los obstáculos no terminan ahí. Es entonces que se ven en la premura de acceder a los recursos necesarios para invertir en el perfeccionamiento de sus instalaciones.

El financiamiento se ha convertido en uno de los principales componentes del crecimiento de las Pymes. No obstante, datos de la Asociación de Bancos de México (ABM) demuestran que el crédito de los bancos hacia este sector ha caído 4.3 por ciento. Este panorama de fondeo se agravó a causa de la crisis sanitaria.

Por su parte, la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) reportó que el 90% de estas empresas mexicanas se financian con recursos propios durante los primeros tres años de vida y el 85% lo continúa haciendo en años posteriores.

“En México, el crédito es muy costoso y completamente tortuoso. La banca de desarrollo para las Pymes es prácticamente inexistente. En países como Alemania, apoyan de forma impresionante a estos emprendedores. Aquí, son historias de terror. Yo tenía confianza en que el nuevo gobierno se enfocaría más en ello, pero resultó menos que los anteriores”, enfatizó Balmaceda.

En estas condiciones, el jugador que cuente con una línea de financiamiento se convierte en uno de los pocos privilegiados para enfrentar la competencia ocasionada por la desaceleración. Serán ellos los que podrán sortear la incertidumbre y aprovechar las oportunidades de adquisición de equipos, maquinaria, y por supuesto infraestructura que les ayuden a ajustar sus procesos y reducir costos.

“Estas y otras razones llevaron a las Pymes a convertirse en uno de los sectores más vulnerables ante las complejidades del mercado. Sin embargo, poco a poco estos negocios están aprovechando las nuevas oportunidades comerciales y revertir sus cifras negativas. Ya no sólo se están enfocando en sobrevivir, sino en crecer”, aseguró Jorge Corral, director ejecutivo de ASEM.

Esto termina por disipar la aspiración de una Pyme de acceder a un espacio de clase A con sus propios recursos, resulta prácticamente imposible, ya que su capital se consumiría en la adquisición de un terreno, en la construcción y en instalaciones. Lo que deja una nula cantidad para la inversión en producción.

Además, se debe tomar en cuenta la experiencia necesaria en materia de desarrollo de naves industriales de esta naturaleza. La mayoría no la tiene, apuntó Balmaceda, así que desafortunadamente cometen muchos errores al no hacerlo de la mano de un experto.

En este contexto, Fibra Upsite considera que el coworking industrial es el complemento idóneo para detonar la economía con el apoyo a estos negocios:

“Nosotros reconocemos un área de oportunidad muy interesante en este sector. El objetivo es facilitarles un espacio al que lleguen y prácticamente puedan empezar a operar al instante. Esto significa un gran avance en términos de competitividad para un sector que da soporte a la economía de este país”, sostuvo el director de el Fibra.

Para él, lo ideal sería que estas empresas tengan relación una con otra, dentro de un espacio de trabajo colaborativo industrial. De esta manera no solo el edificio les aportaría una ventaja comparativa importante, además crearían sinergias de producción, se complementarán entre sí y enriquecerán el ambiente laboral.

“Por un lado, se generan considerables ahorros de inversión. Por el otro, creo que es momento de que el sector inmobiliario industrial se preocupe por mejorar la calidad de vida del trabajador, tanto administrativo como obrero, esto debe progresar con el tiempo”, señaló.

Este es un artículo de la edición 127 https://inmobiliare.com/inmobiliare_v2/inmobiliare-127/