La creación del Parque Público Metropolitano “La Cañada” fue anunciada por Miguel Ángel Mancera el mismo día que dejó el cargo como Jefe de Gobierno. Se trata de un proyecto de 27 hectáreas planeado en la Barranca de Tarango -delegación Álvaro Obregón declarada Área de Valor Ambiental en julio de 2009 por el entonces Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.
La declaración implicaba la prohibición del uso de suelo para vivienda, industria, servicios y agricultura, permitiendo así la restauración, protección y preservación del terreno para mantener la calidad ambiental de la ciudad debido a las y morfológicas de la barranca.
Sin embargo, en junio de 2017 se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México un acuerdo que autoriza la participación de la administración pública a través de un Sistema de Actuación por Cooperación -SAC- en el espacio antes mencionado. Los SAC son un instrumento legal que articulan al sector público, social y privado para el desarrollo de proyectos que beneficien el entorno urbano y permiten la construcción de viviendas.
Por lo que el anuncio y planeación -del parque- causaron controversia debido a que el ex mandatario capitalino comentó que el financiamiento para la construcción podía realizarse con el mismo esquema de “La Mexicana”, es decir, 70% área verde y 30% desarrollo inmobiliario.
Razón por la que los vecinos de la delegación mostraron su desacuerdo al argumentar que la obra violaría el decreto del 2009 al “levantar” edificios y centros comerciales, con lo que aumentaría la escasez de agua en la zona, misma que sufrió un desabasto de este líquido a principios de año.
Por otro lado, el Gobierno de la Ciudad de México mencionó que el rescate de estos espacios es con el objetivo de frenar el crecimiento urbano y evitar la construcción de 10 o 20 mil viviendas, a través de la recuperación de la zona que se encuentra en abandono, además de brindar un nuevo pulmón al poniente de la ciudad.
Asimismo, Miguel Ángel Mancera detalló que de autorizarse, el proyecto emplearía tecnologías sustentables y acciones para la regeneración de las barrancas, saneamiento de los cuerpos de agua existentes, infiltración a mantos acuíferos, captación de aguas pluviales y su reutilización para riego, entre otras necesidades de la zona.
Tendría un costo estimado de más de mil 600 millones de pesos y estaría conformado por seis elementos: Recreación, con foro al aire libre, juegos para niños, espejo de agua, vivero, laguna, espacio para mascotas, rincón gastronómico, área de jardín y de descanso. Cultural, con una biblioteca, salón para tareas, Centro Cultural de Música, Pabellón Cultural, Centro Interactivo y corredor artístico. Deportiva, con una ciclopista, sendero para jogging, canchas de usos múltiples y pista de patinaje. Servicios, accesos peatonal y vehicular, estacionamiento, enfermería y guardería; WiFi , Jardines y reforestación.
De acuerdo con el ex Jefe de Gobierno, las dimensiones serían parecidas al tamaño de La Mexicana, y las decisiones se tomarían a partir de la participación ciudadana, así como el mantenimiento, también se basaría en un fideicomiso como en el parque ubicado en Santa Fe. El total del área de la Barranca de Tarango es de 280 hectáreas, sin embargo, el proyecto
de La Cañada sólo “recuperará” 27 hectáreas.
Si bien es cierto que aún hace falta más conciencia ecológica, en México cada día es mayor el número de políticas, programas y proyectos públicos en pro del ambiente que buscan resolver y/o regular problemáticas sociales como la escasez de agua, inseguridad y crecimiento inmobiliario en zonas altamente pobladas; que a pesar de ser planes a largo plazo, se esperan tenga un impacto positivo en la vida y salud de los ciudadanos.
Por Mónica Herrera Peña