¿Qué deberá cambiar en el espacio urbano ante la nueva normalidad?

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A medio año de que se presentó la pandemia en México, sus efectos en la salud, economía, trabajo y otros aspectos se han hecho evidentes, dejándonos numerosos cuestionamientos sobre cómo será el futuro. 

“Respecto a la vida en las ciudades, hay que comprender que la realidad cambió. Aquellos sitios de nuestra vida cotidiana hoy están siendo utilizados con una capacidad menor. El transporte público, los espacios comerciales, plazas y oficinas continúan prácticamente vacíos y esperando el aprendizaje sobre cómo regresaremos a ellos”, señaló Arturo Aispuro, Ex Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda CDMX, durante su exposición “Un nuevo orden urbano” en la Cumbre Inmobiliaria InCON México 2020, organizada por Vivanuncios, el portal inmobiliario de e-Bay, en conjunto con las asociaciones AMPI CDMX, APCI, GIZP Y UPIM

Actualmente, se han integrado elementos en el diseño de inmuebles para garantizar la sana distancia, que nunca antes estuvieron contemplados. Del mismo modo, se ha evidenciado que mucho del espacio público no está pensado para las nuevas necesidades, y esto lleva cuestionarnos qué es lo que tenemos que cambiar en la ciudad, edificios e infraestructura para poder adaptarlos a estos cambios, contempló el especialista. 

Una de las primeras consecuencias en términos de ciudad, fue que tuvimos que utilizar la vivienda para todas las actividades que realizamos. Por esta razón, un tema muy discutido es el rediseño de los hogares para adaptarlos a múltiples usos. Sin embargo, Aispuro consideró que esa no es la solución, pues el objetivo va más allá del espacio doméstico y compete a toda la urbe.

Aunque el home office y las herramientas tecnológicas facilitan muchas de las actividades, también orillan a que los seres humanos dejen de moverse y esto contribuye a otras enfermedades relevantes en los índices de mortalidad, como la obesidad y el estrés, apuntó. 

“La ciudad saludable es aquella que tiene en sus características y condiciones la posibilidad de que la población pueda desarrollar las actividades que como seres humanos requerimos para mantenernos saludables”.

Destacó que no hay que perder de vista que la raíz de estas nuevas discusiones surgieron de un problema de salud, y por tanto, este tema debe ser un eje en la creación de nuevas políticas y/o tendencias de infraestructura y construcción.

De igual forma, hay otros elementos que deben tomarse en cuenta, y que han sido señalados desde antes de la crisis actual: sustentabilidad, acceso a la vivienda, equipamiento social, y transporte público, así como competitividad, oferta laboral, integralidad, innovación y tecnología.

Para construir una ciudad segura después del Covid-19, primero se tienen que resolver problemáticas previas, como crear la infraestructura necesaria, proveer a la ciudad de servicios básicos como agua potable y drenaje, áreas verdes para el esparcimiento y la actividad física, así como promover una cultura de autocuidado en los habitantes, añadió.

A partir de lo anterior, el ex secretario expuso tres elementos que son esenciales en la transformación posterior a la pandemia:

1. Que las ciudades cuenten con un verdadero programa de desarrollo urbano que cumpla con los objetivos y se adecue a políticas donde el tema de salud sea esencial.

2. Garantizar estas acciones con un fideicomiso que concentre los recursos indispensables.

3. Poner en un solo documento todas las reglas y leyes que tienen que ver con lo urbano.

“Este es el nuevo paradigma, dejar de ver a la inversión como un enemigo de la ciudad, cuando se pueden lograr a través de ella proyectos de carácter social, ambiental, de salud, etc.”.

Asimismo, subrayó algunas claves a considerar en los futuras edificaciones residenciales o comerciales:

1. Añadir espacios de esparcimiento o actividad física en las edificaciones para promover la salud. 

2. Tomar en cuenta un diseño que garantice las necesidades sanitarias y una comunicación y conectividad más eficientes.

“Los desarrollos de gran importancia, históricamente han perseguido el mejor aprovechamiento del suelo para garantizar la mayor rentabilidad; hoy creo que lo que estamos aprendiendo es que la mayor rentabilidad no está en aglutinar todo, sino en incluir elementos que permitan a quienes los habiten tener calidad de vida”, concluyó.