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    Mejorar calidad del aire al interior de los edificios, tendencia ante Covid-19

    La pandemia trajo nuevos retos respecto a la gestión y operación de edificios en temas inmediatos como los niveles de ocupación, el uso de energía y la sanitización del flujo de aire.  “Dados los casos relacionados con Covid-19 en todo el planeta, muchas empresas están enfocadas en operar y mantener sus inmuebles de manera segura. En algunos casos, los pequeños cambios están logrando grandes mejoras y, en otros, la salud del edificio a largo plazo está recibiendo una atención muy necesaria”, explica Trane, empresa especializada en sistemas de aire acondicionado y gestión de inmuebles.

    Aunque aún no existen soluciones específicas, sino más bien, evaluaciones e investigaciones para cada situación según las características de la edificación, el equipo y el presupuesto; los propietarios y administradores han identificado que las mejoras a la calidad del oxígeno empiezan a dar frutos.

    “Existe una visión renovada por la calidad de aire interior y los beneficios que esta puede aportar”, dijo Carlos Garcia, Director General de Trane en México. “La mentalidad de que se puede arreglar rápidamente a corto plazo hasta que las cosas ‘se calmen y desaparezcan’ ha cambiado. La gente se está dando cuenta de que la calidad del aire interior se ha convertido en un elemento de importancia permanente, fundamental para la salud y la sustentabilidad a largo plazo de un edificio“.

    Aún los pequeños cambios pueden tener un impacto significativo, destaca la empresa; los especialistas en la materia han encontrado soluciones de menor costo que implican mejoras importantes  y que serán una tendencia en el corto plazo. 

    Compuertas de aire para exteriores

    Las compuertas de aire exterior son componentes críticos para traer aire fresco que ventile y diluya la acumulación de ciertos contaminantes en el interior de los edificios. Sin embargo, es posible que en algunas propiedades, estas no se puedan abrir o que no funcionen correctamente. 

    “Las compuertas de aire exterior son el método principal para controlar el aire que ingresa al edificio. Sin ellas o sin su buen funcionamiento, un edificio es como un avión que vuela sin piloto. No habría forma de saber qué tanto o qué tan poco aire exterior se está introduciendo en el espacio”, dijo Carlos Garcia.

    Por esta razón deben revisarse regularmente como parte de un programa de mantenimiento general. Si no se revisan con regularidad, existe una alta probabilidad de que el sistema no esté introduciendo la cantidad adecuada de aire exterior.

    Si se introduce demasiado, esto puede aumentar el consumo de energía o crear desafíos de control de temperatura y humedad en caso de que el sistema de aire acondicionado no pueda mantenerse al día; mientras que si se introduce muy poco aire exterior, es posible que no se pueda diluir los contaminantes de manera óptima, explicó el especialista. 

    Por ello, el monitoreo a través de sistemas de automatización de edificios (BAS) es la mejor opción para garantizar que las compuertas funcionan correctamente, ya que proporcionan visibilidad del rendimiento mediante alertas para el personal de ingeniería del edificio.

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    Control de humedad

    Otro problema común está relacionado con el control de la humedad, un pilar importante del manejo de la calidad del aire interior que, cuando se configura correctamente, puede crear un ambiente casi libre de contaminantes. 

    No obstante, de acuerdo con la ASHRAE (Sociedad Estadounidense de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado), mantener una humedad alta puede favorecer el crecimiento de organismos patógenos o alergénicos; asimismo, los niveles muy bajos también pueden conducir a una mayor esperanza de vida microbiológica.

    “La humedad tiene un impacto en la longevidad de un virus, por lo que es clave mantener los niveles de humedad entre el 40 y el 60% de humedad relativa a temperaturas de enfriamiento confortables. Algunos estudios han demostrado que el virus SARS-CoV-2 tiene una vida media de 40 minutos a 21.1 ° C con 50% de humedad. Pero esa vida media aumenta a casi tres horas si la humedad baja al 30%”, afirmó el directivo.

    Mantener activamente la humedad es clave para reducir el riesgo de longevidad viral en una habitación. Esto puede implicar la instalación de nuevos sensores, la reprogramación o reconfiguración del control del equipo o la instalación de nuevos componentes en equipos existentes. Para climas fríos, esto podría implicar agregar equipo de humidificación.

    Maximizar las capacidades de los controles

    Hacer un uso óptimo de las capacidades de los sistemas de control de un edificio es fundamental, especifica Trane. Cuando los controles de un inmueble están completamente integrados y se usan correctamente, ayudan a identificar áreas problemáticas antes de que se conviertan en problemas graves. 

    De este modo, los managers y propietarios de instalaciones pueden rastrear y desarrollar planes de servicio a largo plazo y reducir los costos relacionados con las llamadas de urgencia para un servicio.

    “Con la colaboración de los ingenieros de mantenimiento y gerentes de instalaciones – y del análisis de datos de ellos -, se obtiene un sistema de soporte que busca optimizar completamente estos edificios conectados y sus capacidades avanzadas de aprendizaje automático”, apuntó García.

    “Los datos únicos recopilados de cada edificio conectado nos brindan la mejor perspectiva sobre qué hacer para las necesidades de desempeño específicas de un edificio, y la interpretación experta en la materia de esos datos es crucial”.

    Por otro lado, los edificios conectados también ayudan a maximizar el ahorro de energía en función de la ocupación del edificio. Si se requiere un apagado rápido, un BAS acelerará el proceso de apagado, lo que puede proporcionar a los propietarios ahorros inmediatos.

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