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    Una vida transgredida por el arte: Sotomayor

     
    Pido a Sotomayor que defina el concepto de “trasgresión”, entre otros tantos que me ha ido aclarando del lenguaje artístico, rodeados de libros, entre tabaco, café y arte exquisito. Pienso como su vida ha sido “transgredida” por el arte: pintor, arquitecto, intelectual, empresario, promotor cultural y emprendedor de proyectos artísticos incluyentes; ha contribuido al enriquecimiento del acervo cultural mexicano de las últimas décadas.
    ¿Qué apunto con “proyectos artísticos incluyentes”? Que la pasión de Sotomayor no se concentra en su taller; tiene vocación de enseñar y sabe que para que los talentos se desarrollen primeramente en un individuo y como consecuencia en la sociedad hay dos factores: el primero, un entorno que le permita tener acceso a maestros de vocación; y segundo, espacios dedicados a la producción de arte que promuevan el coleccionismo, mismos que él creó en el Laboratorio de Arte Contemporáneo: LAC.
    La vida de Sotomayor transgrede más allá de lo personal; no se conforma con ser un observador, tiene la perseverancia y el enfoque para ser el origen y no la causa de todo lo que hace. Ha apostado todo lo que tiene material e inmaterial al arte, al suyo y al de los demás. No concibe otra manera de vivir o de hacer. Le pregunto si es feliz y responde: “la felicidad ni me ocupa, ni preocupa”.
    Su vida es experimental e intensa, los conceptos como el de “felicidad” están en un segundo plano. Lo que otras miradas calificarían como sacrificio, para el artista es la única manera coherente de vivir. Sotomayor, a través del compromiso con su trabajo, responde a las preguntas que se plantea durante el transcurso de su vida; y no son inquietudes de una vida convencional, para su gracia o su desgracia son existencialistas: acerca de los significados, de los valores, de los conceptos, de los discursos de la realidad, de la intención, de la vida y de la muerte. Sus exquisitas obras de arte están transgredidas por su existencialismo. No son obras complacientes; sin embargo, absolutamente estéticas, confrontantes, incómodas y cautivantes. De lenguaje directo y de una maestría técnica que me llevan a reconocer relevancia en el legado cultural mexicano que es Sotomayor, a quien el tiempo le irá dando su lugar.blank
    Nace en la Ciudad de México en 1961, en una colonia de gran tradición cultural, fundada por los artistas e intelectuales de la época, que le marcan desde niño una perspectiva capaz de proyectar la imaginación y descubrir el potencial de la creación artística.
    Estudió dibujo y pintura con prestigiosos maestros; arquitectura en la UNAM; escenografía en el INBA, y la maestría en artes visuales en la Academia de San Carlos. En 1991 se hace acreedor al Premio Nacional de Arquitectura Alberto J. Pani.
    Dentro de su amplia y ahora reconocida trayectoria como artista, ha explorado todas las posibilidades en técnicas, formatos y estilos. Por la notable fuerza estética e intelectual en su pintura y dibujos se le invita a ser miembro del Salón Nacional del Dibujo.
    Sotomayor ha creado una perspectiva artística que lo distingue, donde su pintura va más allá de los planos del realismo, para explorar terrenos de un profundo sentido, de una poesía gráfica que refleja su mirada reflexiva y crítica.
    Por Cris Gracia
    galeriapuntog@gmail.com
    FACEBOOK.COM/GALERIAPUNTOG

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