El turismo virtual empieza a perfilarse como una nueva capa del negocio turístico global. A través de experiencias en realidad virtual (VR), los usuarios pueden recorrer destinos, museos y sitios históricos sin salir de casa, mientras los países y operadores turísticos suman un canal más para atraer demanda, educar al viajero y reforzar su marca de destino.
El turismo virtual no compite sólo con el viaje físico. Funciona como antesala, herramienta de venta y también como alternativa sostenible para acercar destinos frágiles o de difícil acceso.
Realidad virtual en el turismo: qué está pasando
El poder del turismo virtual está en romper barreras de distancia, costo y accesibilidad. La VR conecta a los usuarios con destinos de una manera inmersiva, con recorridos que simulan estar en el lugar: paisaje, sonido, movimiento y narrativa guiada.
Estados Unidos ha tomado la delantera con tours virtuales de parques nacionales icónicos como el Gran Cañón o Yosemite. Los usuarios pueden explorar senderos, vistas panorámicas y miradores clave desde un visor VR o incluso desde dispositivos convencionales adaptados.
Otros países siguen una ruta similar:
- China: experiencias VR de la Gran Muralla.
- Japón: recorridos digitales de templos en Kioto.
- India: visitas virtuales al Taj Mahal.
- Reino Unido: tours inmersivos del Museo Británico.
- Canadá: proyectos de preservación del patrimonio indígena mediante VR.
- Brasil: experiencias virtuales de la selva amazónica.
En todos los casos, el turismo virtual funciona como vitrina y filtro: ayuda al viajero a decidir a qué ir, cuándo y cómo, pero también abre el acceso a personas que quizá nunca podrán visitar esos lugares físicamente.
Crecimiento del turismo virtual: un mercado en expansión
El mercado global de turismo virtual apunta a un valor estimado de 30.54 mil millones de dólares hacia 2030. El crecimiento se sostiene en tres factores clave:
- Mayor accesibilidad de dispositivos VR y experiencias inmersivas.
- Despliegue de redes 5G que permiten contenido de alta calidad en tiempo real.
- Cambio en las preferencias de los viajeros hacia experiencias personalizadas, digitales y sostenibles.
Para destinos, hoteles, operadores y desarrolladores turísticos, el turismo virtual abre nuevas líneas de negocio:
- Experiencias pagadas o freemium de tours VR.
- Integración de VR en centros de visitantes, lobbies de hoteles o sales centers.
- Herramientas inmersivas para promoción inmobiliaria turística y preventa de proyectos.
Implicaciones para destinos, inmuebles turísticos y patrimonio
El turismo virtual no sólo es marketing. Tiene implicaciones directas en cómo se planean y gestionan activos físicos:
- Preservación de sitios frágiles: la VR reduce la presión de visitas presenciales sobre ecosistemas y sitios patrimoniales sensibles, al mismo tiempo que mantiene el interés del público.
- Planeación de viaje más informada: los usuarios llegan con mejor entendimiento del destino, lo que puede elevar el ticket promedio y la probabilidad de conversión a viaje real.
- Reposicionamiento de destinos secundarios: ciudades o regiones con menor visibilidad pueden usar turismo virtual para “entrar al mapa” y competir en atención con hubs consolidados.
Para desarrolladores de hoteles, resorts, branded residences o parques temáticos, integrar capas de turismo virtual puede ser una forma de:
- Diferenciar el producto.
- Captar demanda global sin depender sólo de ferias o campañas tradicionales.
- Crear experiencias híbridas que combinen físico y digital en el mismo activo.
Sostenibilidad, inclusión y diseño de experiencias
La narrativa del turismo virtual también se cruza con los objetivos de sostenibilidad. Reducir viajes innecesarios, evitar el sobreuso de ciertos sitios y ampliar el acceso a personas con movilidad limitada o restricciones económicas hace del turismo virtual una herramienta alineada con criterios ESG.
Además, la VR permite co-crear experiencias con comunidades locales, museos, organizaciones ambientales y desarrolladores. Desde la perspectiva inmobiliaria y turística, esto abre la puerta a nuevos modelos de colaboración y monetización de contenido.
Al final, el turismo virtual no sustituye el viaje físico. Lo complementa, lo prepara y, en muchos casos, lo hace más deseable. Para el viajero, significa explorar culturas y destinos con más contexto. Para el sector turístico e inmobiliario, es una tecnología que redefine cómo se presenta, vende y vive un lugar, mucho antes de que alguien pise el aeropuerto más cercano.