Hasta el momento, los programas públicos de vivienda a gran escala a nivel mundial han fallado en proporcionar viviendas en cantidad y calidad. Así lo declaró María Elena Raynal, investigadora de Ingeniería Industrial de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep).
“El producto de dichos programas ha sido, generalmente, casas de baja calidad, pequeñas, que no se integran al desarrollo urbano”, consideró.
De acuerdo con la experta, la principal falla radica en priorizar la maximización de las ganancias antes que el bienestar social. Esto, añade, causó la construcción masiva de casas en zonas periféricas, con bajo acceso a servicios y mal conectadas a zonas comerciales y laborales.
Su análisis “Perspectiva de la vivienda sustentable en México”, también detalló que el impacto ambiental que ha generado el sector de la construcción es alto.
“Al construir viviendas sustentables y asequibles en las ciudades, un país puede contribuir de forma significativa con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU”.
¿Cuál es la situación de la vivienda a futuro?
El estudio estima que, para el año 2025, se requerirán mil millones de nuevas viviendas en todo el mundo, con un costo de 11 mil millones de dólares.
En México, se espera que la población llegue a los 150 millones para el 2050. Por ello, se necesitarán alrededor de 6.5 millones de unidades de viviendas nuevas asumiendo 3.7 habitantes por unidad.
Asimismo, 12.6 millones de viviendas requerirán remodelaciones parciales o totales. Esto pondrá más presión al sector energético pues el sector constructivo contribuye con el 9% de las emisiones de gases de efecto invernadero. A la par, dicho sector ha sido gravemente afectado por el cambio climático.
Programas públicos como la Hipoteca Verde y préstamos concesionarios buscan construir viviendas reduciendo el consumo energético. Por su parte, EcoCasa redujo la emisión de CO2 en 2 toneladas métricas (mton) entre 2013 y 2019.
El diseño de viviendas a futuro requiere balancear las funciones físicas y sociales de las construcciones. Esto reducirá su impacto en la salud física y mental de las personas, además de estar en armonía con el medio ambiente.
“Los constructores del futuro deberán formarse y tener alianzas con áreas del conocimiento como la psicología y la sociología”, finaliza el documento.