El corredor Roma-Condesa, en la Ciudad de México, se distingue por su estilo de vida bohemio, con una amplia oferta cultural-gastronómica y residencias de altos costos que son adquiridas o rentadas por extranjeros, principalmente.
Según datos de Tinsa, actualmente en esta zona podemos encontrar inmuebles con un valor de hasta 82 mil 998 pesos por metro cuadrado, haciéndola más cara que otras urbes como Milán, Italia. Sin embargo, esto no siempre fue así.
Tras el sismo de 1985, estas colonias de clase media y residentes con diferentes oficios, se devaluaron, debido al abandono de sus habitantes, quienes temían que sus edificios colapsaran.
Una colonia de edificios Art Decó
La historia del Corredor Roma-Condesa nació en 1903, como una zona residencial predominantemente unifamiliar con vivienda colectiva dispersa y edificios de departamentos.
De acuerdo con el artículo “Cambiando la vida del vecindario” de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), durante su auge, en la década de los 50s, esta zona se consolidó con manifestaciones arquitectónicas de las corrientes Academicista, Neocolonial y Art Decó.
Estos edificios con elementos ornamentales de corte nacionalista fueron asumidos por la emergente clase media “posrevolucionaria” como elementos simbólicos identitarios que se insertaban en la nueva “modernidad”, según opinión de María Cristina Valerdi en el ensayo “El Art Decó en la Arquitectura” de 2012.
En la segunda mitad del siglo XX este patrón en sus construcciones comenzó un proceso que alteró el carácter original de la colonia. Se incorporaron actividades económicas y modelos arquitectónicos nuevos, además de edificatorios de carácter funcionalista en sustitución de los arquetipos originales.
“Esto implicó la densificación del espacio construido, la desaparición progresiva de la vivienda unifamiliar y de buena parte del estilo original, Asimismo, marcó una lenta, pero irrefrenable dinámica de terciarización de este espacio urbano como parte de la expansión funcional”, indicó el estudio de la UAEM.
Corredor Roma-Condesa y la demanda de un nuevo perfil
A finales de los 90 y principios del siglo XXI, la zona empezó a revitalizarse con la llegada de un nuevo perfil demográfico.
“Se trataba de una población joven que impulsó el resurgimiento de las actividades terciarias con nuevos giros de negocio; entre ellos destacó la oferta gastronómica y de servicios dirigidos a la población turística”, agregó el artículo de la UAEM.
En consecuencia, la colonia se consolidó como un escenario urbano híbrido donde convergen usos habitacionales de residencia permanente con alojamientos de estadías cortas (impulsadas por el uso de plataformas digitales).
Este circuito, conformado en realidad por cinco colonias (Roma Norte y Sur; Condesa, Hipódromo e Hipódromo Condesa), vio un “nuevo nacimiento” en este momento, a través de planes de urbanismo y la llegada de un público de alto poder adquisitivo, impulsados por desarrollos que aprovechaban la ubicación céntrica.