La creciente escasez de mano de obra calificada en Estados Unidos se ha convertido en uno de los factores más críticos para el mercado de vivienda.
Con precios al alza y oferta limitada, la falta de trabajadores está frenando todo el pipeline de construcción y ampliando la brecha entre demanda y nueva oferta.
Se estima que cada mes faltan alrededor de 350,000 trabajadores en la industria de la construcción.
Este hueco golpea directamente los tiempos de obra, el costo por unidad y la viabilidad de nuevos proyectos.
Un mercado que necesita 723,000 trabajadores al año
La Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB, por sus siglas en inglés) proyecta que el sector deberá contratar cerca de 723,000 trabajadores anualmente para cerrar una brecha habitacional de 1.5 millones de hogares.
Ed Brady, presidente y CEO del Home Builders Institute, apunta a dos causas estructurales:
- Décadas de baja inversión en formación vocacional.
- Una fuerza laboral envejecida, que se retira más rápido de lo que se reemplaza.
En la práctica, el país está intentando resolver un déficit de vivienda con un músculo productivo que simplemente no alcanza.
Impactos directos en tiempos, costos y unidades entregadas
La escasez de mano de obra está añadiendo casi dos meses a los plazos de construcción de vivienda.
Este retraso eleva costos financieros, altera calendarios comerciales y deteriora la rentabilidad esperada de los proyectos.
Solo en 2024, la falta de trabajadores resultó en:
- 19,000 hogares menos construidos.
- Un impacto económico anual estimado en 10,800 millones de dólares, entre costos adicionales y producción perdida.
Para desarrolladores y constructores, esto se traduce en:
- Menos rotación de inventario.
- Menor capacidad para responder a repuntes de demanda.
- Mayor exposición a variaciones en tasas de interés y costos de materiales durante proyectos en curso.
Mano de obra, infraestructura y efecto dominó
Joseph Kane, de Brookings Metro, subraya que el problema no se limita a la vivienda.
El desarrollo de la fuerza laboral es crítico también para infraestructura estratégica:
- Carreteras.
- Sistemas de agua.
- Proyectos de servicios y equipamiento urbano.
Sin un flujo constante de talento, los proyectos enfrentan más retrasos, licitaciones desiertas o encarecidas y calendarios de ejecución cada vez menos confiables.
La presión sobre la oferta de vivienda se combina con presión sobre la infraestructura que la sostiene.
Regulación, costos y un obstáculo que no es solo financiero
Jim Tobin, presidente de la NAHB, recuerda que las regulaciones representan cerca del 24% del costo de una vivienda unifamiliar, alrededor de 94,000 dólares por unidad.
Reducir tasas de interés y flexibilizar regulaciones es parte de la agenda para aliviar la presión sobre la oferta.
Sin embargo, la falta de mano de obra calificada se mantiene como un freno mayor: aunque el financiamiento mejore, la capacidad de ejecución sigue limitada.
Perspectivas al 2026: cuello de botella operativo
Las proyecciones advierten que, incluso si las tasas de interés bajan en los próximos trimestres, las restricciones laborales continuarán siendo un cuello de botella:
- Los inicios de vivienda seguirán más lentos de lo que la demanda requiere.
- Los precios se mantendrán elevados por falta de oferta nueva suficiente.
- Los desafíos de asequibilidad permanecerán al menos hasta 2026.
La crisis laboral se intensifica al mismo tiempo que:
- Aumentan costos de materiales.
- Persiste la volatilidad económica.
- Se acumulan retrasos en proyectos y pipeline de nuevas unidades.
Implicaciones para desarrolladores e inversionistas
Para desarrolladores, constructores e inversionistas expuestos al mercado de vivienda en Estados Unidos, la lectura es clara:
- El riesgo clave ya no es solo el costo del dinero, sino la capacidad de ejecutar.
- Los proyectos más sólidos serán los que aseguren acceso estable a mano de obra calificada, alianzas con formadores vocacionales y cadenas de subcontratistas confiables.
- La planeación financiera debe incorporar retrasos potenciales, mayores costos laborales y escenarios conservadores de entrega de unidades.
La falta de trabajadores calificados es solo uno de los factores que afectará a los constructores de vivienda y desarrolladores en los próximos años, pero es el que más incertidumbre añade al entorno construido del país.
Mientras este frente no se atienda con políticas de formación, migración laboral y reconfiguración de incentivos, el mercado de vivienda seguirá operando con freno de mano puesto.