Gabriela, una historiadora de 36 años originaria de Condesa, Ciudad de México, ha sido testigo de cómo su barrio se transforma debido a la gentrificación. “Es como si Condesa se hubiera convertido en otro vecindario de Manhattan”, dice Gabriela, tras ver cómo negocios y residentes locales son reemplazados por extranjeros.
El impacto de la gentrificación
Dos meses atrás, Gabriela tuvo que mudarse de Condesa después de que el dueño de su edificio decidió no renovar su contrato de arrendamiento con planes de desarrollar apartamentos de lujo. “Es imposible competir con los salarios estadounidenses”, lamenta Gabriela.
La reacción local
Las manifestaciones contra la gentrificación en Condesa han incluido ataques a boutiques y restaurantes. “Gentrificación es colonización”, es uno de los lemas comunes.
Perspectivas diversas
Mientras algunos ven la llegada de extranjeros como una oportunidad económica, otros, como Vanessa Gonzales, una peluquera desplazada, sienten que su cultura y modo de vida están siendo amenazados.
“Nuestra cultura está cambiando, nuestra forma de vida está cambiando”, comenta Enrique Gonzales, un activista veterano.
La respuesta gubernamental incluye propuestas para regular los precios de alquiler y proteger a los residentes. Sin embargo, muchos critican la falta de implementación efectiva de estas medidas.
El caso de Condesa refleja un fenómeno global, donde la gentrificación y la llegada de extranjeros generan tensiones culturales y económicas.