La industria de la construcción en recesión

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Si un cambio de gobierno sexenal genera reacomodos que ocasionan un nivel de retracción en la actividad económica, es comprensible que el fenómeno se acentúe cuando se trata de un cambio de régimen político, que implica un ajuste de 180 grados con la manifiesta intención de desaparecer las condiciones impuestas por el régimen anterior.

El pobre desempeño que mostró la actividad económica nacional en los primeros seis meses de 2019 –registró un crecimiento de sólo 0.2% a tasa anual– puede considerarse consecuencia directa de los nuevos paradigmas políticos y económicos.

En el caso de la industria de la construcción, la situación es particularmente preocupante, y es de esperar que el gobierno revise y corrija en función del impacto multiplicador de la industria de la construcción. Los indicadores económicos del sector motivaron a declarar esta actividad en etapa recesiva, al haber acumulado dos trimestres consecutivos con cifras negativas: el último trimestre de 2018 la construcción observó una contracción anualizada de –2.2% y durante el primer trimestre de 2019 la caída fue de –0.8%. Asimismo, el resultado del segundo trimestre del año pasado mostró un retroceso de 6.9% agudizando aún más el ciclo recesivo de la construcción: en abril de 2019 el valor de facturación del sector de la construcción se contrajo 4.2% a tasa anual en relación con el mismo mes de 2018, en mayo se registró la mayor caída para un mes similar en 18 años, al registrar un desplome de 9.8% y en junio las cifras señalaron una contracción de 6.8%; un primer semestre del año muy complicado para el sector.

LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL DETERIORO DE LA ACTIVIDAD PRODUCTIVA DE LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN EN 2019 HAN SIDO, ENTRE OTRAS:

-Disminución en la ejecución de la inversión física presupuestaria, al registrar una contracción del 17.3% en el periodo enero-junio de 2019, en relación con el mismo periodo de 2018. Los recursos destinados al desarrollo de infraestructura para el abastecimiento de agua potable y alcantarillado, así como al de comunicaciones y transportes, registraron caídas de 43.3% y 48.3% respectivamente durante el primer semestre de 2019, versus el mismo periodo de 2018.

Retraso en el inicio de las obras emblemáticas del presente gobierno, como los proyectos del Tren Maya, el Corredor Transístmico y el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Santa Lucía.

– Falta de confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros acostumbrados a las condiciones del régimen anterior, que en muchos casos imponían condiciones al Estado mediante acuerdos que atendían a los intereses particulares de empresarios y funcionarios públicos, no del desarrollo de la economía nacional. Entre los inversionistas priva un ambiente de incertidumbre por algunas decisiones adoptadas por la presente administración, como la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), así como la suspensión de las rondas 3.2 y 3.3 para la extracción de petróleo, que representan 46 contratos y 2.4 mil millones de dólares, y la controversia jurídica generada por el tema de los gasoductos, cuyos contratos quieren ser renegociados por la Comisión Federal de Electricidad con las empresas constructoras.

-Postergación de diversos proyectos inmobiliarios que frenaron la actividad constructora.

Sin duda no es fácil adaptarse a los nuevos paradigmas de un gobierno que obtuvo un amplio respaldo popular para poner fin al régimen que gobernó durante 36 años.

En este sentido, y en un escenario optimista, se considera que la combinación de inversión pública y privada debería convertirse en el detonador del crecimiento para el segundo semestre de 2019 y mejorar el panorama observado hasta ahora. Para ello, es fundamental e indispensable que se generen las condiciones de impulso productivo estimulando el financiamiento y reduciendo gradualmente las tasas de interés para que la actividad económica del sector de la construcción no se detenga o se vea gravemente afectada por la reducción de la actividad que hasta ahora se ha registrado. Por su efecto multiplicador sobre la actividad económica nacional, la industria de la construcción no debe detenerse; la construcción consume bienes y servicios del 70% de las ramas productivas y es un gran generador de empleo.

Por otra parte, los inversores privados deben atender las señales que el gobierno federal envía al capital nacional y extranjero, y esperar que las tasas de interés se reduzcan a niveles competitivos para la producción, no para la especulación financiera, y se reactive el financiamiento (Nafin se encuentra literalmente paralizada).

Considerando que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen durante el segundo semestre de 2019, el sector de la construcción podría crecer marginalmente en 2019 (0.5%); en caso contrario, se estima una contracción de entre 2.0 y 2.7 por ciento.

Ante el complejo panorama, el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO) de la CMIC propone las siguientes acciones contracíclicas:

  • Impulsar y privilegiar el gasto fiscal en inversión física productiva a través de los proyectos de infraestructura local, estatal y regional, así como en el ámbito federal.
  • Ejercer y acelerar las licitaciones públicas en lo que resta del año.
  • Fomentar una política de puntualidad en el pago a proveedores en las 32 entidades federativas.
  • Elevar el contenido nacional de los proyectos productivos de infraestructura con inversión y coinversión públicaprivada, con el fin de garantizar que las empresas en México puedan convertirse en proveedoras de insumos y bienes de dichas obras y con ello preservar el empleo y el crecimiento económico del país.
  • Incrementar el financiamiento y las garantías de la banca de desarrollo para el sector productivo nacional, con tasas preferenciales, a fin de mantener el flujo de inversiones orientadas al fortalecimiento del crecimiento económico.
  • Generar la confianza entre los inversionistas y hacer prevalecer el Estado de derecho, respetando los contratos y garantizando su seguridad jurídica, no como ocurría durante el régimen anterior.

El importante objetivo que la presente administración se ha fijado para alcanzar una tasa de crecimiento de 4% promedio durante el sexenio debe sustentarse en el impulso a uno de los motores económicos que mayor impacto tiene en la economía en general y en la generación de empleo: la industria de la construcción.

Para establecer un pronóstico realista con relación al crecimiento de la industria de la construcción el 2020, tenemos que esperar a conocer 4 factores fundamentales que determinarán la dirección que tome el desempeño de la construcción en 2020:

1.- Los montos definitivos destinados a inversión física presupuestaria después de que el Congreso haya hecho las modificaciones al PPEF y aprobado el del PEF 2020.

2.- Conocer los alcances del Programa Nacional de Infraestructura elaborado por la presente administración.

3.- Nivel en el que queda la tasa de interés a finales del año.

4.- Ratificación del T-MEC en el presente año.

Por José Antonio Hernández Balbuena Gerente del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO).

Este es un artículo de la edición 117 https://inmobiliare.com/inmobiliare_v2/inmobiliare-117/

*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.