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“Sustentabilidad” es uno de los términos que más se han escuchado en la última década, convirtiéndose y manteniéndose como tendencia mundial en diferentes sectores e industrias, esto, debido a la importancia y preocupación por el medio ambiente y recursos naturales como el agua, el cual muestra graves signos de desabasto en gran parte del planeta.

Pero en realidad, ¿es bien conocido el significado, lo que implica y su importancia para la vida? Antes de adentrarnos al sector de bienes raíces, es fundamental conocer el objetivo de este “proceso”, el cual según el diccionario de la lengua española es definido como lo “que se puede sustentar o defender con razones”.

Sin embargo, el término ha sido modificado con el tiempo, y según la definición de World Commision on Environment and Development en el Informe Brundtland Informe sobre nuestro futuro común, esta misma es “la capacidad que haya desarrollado el sistema humano para satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer los recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras”.

Lo que hace referencia al uso responsable de los recursos actuales del planeta, es decir, se encarga de “preservar, proteger y conservar” los recursos naturales tanto de la generación presente como futura para mejorar la calidad de vida, favoreciendo el reciclaje y la reutilización y utilizando tecnologías limpias para restaurar los ecosistemas dañados.

Sustentabilidad en los bienes raíces

Ahora bien, cuando hablamos de su aplicación en los bienes raíces, la sustentabilidad es un nuevo indicador de transparencia, ya que los inversionistas, empresas, gobiernos y el público en general buscan cada vez más objetivos claros a largo plazo, estándares regulatorios y métricas para medir el impacto y el riesgo ambiental. Sobre todo, si se toma en cuenta que el sector inmobiliario genera la mitad de las emisiones contaminantes que se registran en el mundo.

Razón por lo que todos los involucrados buscan tomar acciones y medidas urgentes para reducir dicho impacto. Entre las que destacan políticas, regulaciones y certificaciones aplicadas en la construcción, diseño y operación de propiedades comerciales, residenciales, industriales, corporativas o de hotelería.

Ahora que muchas empresas buscan activamente reducir su huella de carbono y hacer que los edificios sean más saludables para sus usuarios, las certificaciones tienen gran demanda. No obstante, estas han existido durante décadas, pero a medida que crece el enfoque corporativo en la sustentabilidad, se están presentando nuevos esquemas especializados, los cuales tienden a centrarse más en un solo tema, como la intensidad del uso de energía o la calidad del aire.

Hoy en día, muchos organismos de certificación más antiguos se han adaptado en línea con los desafíos de descarbonización que enfrenta la industria inmobiliaria. Ejemplo de ellos, es el estándar de construcción con cero emisiones de carbono del Canadá Green Building Council fue el primero en lanzar una certificación que aborda tanto el carbono operativo como el incorporado en 2018 con LEED Cero Carbono, NABERS Carbono Activo Climático y Diseño para el Desempeño.

Es importante destacar que entre los intereses de todas las compañías que buscan certificar sus propiedades, no solo se encuentra minimizar el impacto al medio ambiente, pues es parte de una estrategia de ventas que ha crecido para atraer más inversionistas y compradores. De acuerdo con el meta-análisis realizado por Dalton y Fuerst sobre 42 estudios entre 2008 y 2016 mostró que las certificaciones de edificios verdes generaron una prima de alquiler del 6% y una prima de ventas del 7.6 por ciento. Mientras que otra investigación, encontró que los espacios certificados por WELL o Fitwel, podrían atraían alquileres efectivos que de 4.4% a 7% más por pie cuadrado que los pares cercanos, no certificados y no registrados.

Si bien existe un avance en el tema, aún existe confusión entre la gran cantidad de certificaciones verdes y las diferentes áreas que cubren, por lo que aún es un desafío para los desarrolladores y usuarios identificar qué combinación de estándares, certificaciones y programas de calificación son más aplicables a un proyecto en particular.

Por: Mónica Herrera

Es un texto de la edición 137 https://inmobiliare.com/inmobiliare_v2/inmobiliare-137/