Larry Ellison, cofundador de Oracle y uno de los hombres más ricos del mundo, continúa expandiendo su huella en el mercado inmobiliario de Palm Beach. Su compra más reciente es Lion Country Safari, un terreno de 600 acres en Loxahatchee que adquirió por 30 millones de dólares a través de una entidad vinculada a su fundación familiar.
El parque, que ocupa 254 de esos acres, seguirá operando de manera regular tras el cambio de propietario, lo que mantiene la operación turística mientras el terreno se consolida como un activo estratégico de largo plazo.
Portafolio de lujo en Palm Beach
La adquisición de Lion Country Safari se suma a una serie de compras de alto perfil en el condado de Palm Beach. Ellison ya había adquirido una mansión en Manalapan, una finca frente al mar en North Palm Beach y el Eau Palm Beach Resort & Spa, este último comprado en 2024 por 277.4 millones de dólares.

De acuerdo con Neil Merin, corredor de bienes raíces con larga trayectoria en la zona, Ellison ha destinado casi medio billón de dólares a la compra de terrenos y propiedades en el condado en los últimos años. Es un volumen de capital que no sólo impacta precios y expectativas, también concentra control sobre activos clave en un mercado ya de por sí exclusivo.
En términos de estrategia patrimonial, el portafolio combina resort de lujo, propiedades residenciales frente al mar y ahora un activo turístico con gran extensión de tierra, lo que abre espacio a futuras reconversiones o desarrollos de mayor escala.
Capital concentrado y señal para el mercado inmobiliario
Las inversiones de Ellison en Palm Beach se insertan en una tendencia de concentración de capital en activos de muy alto valor, impulsada por perfiles de ultra high net worth que buscan ubicaciones seguras, con calidad de vida y potencial de apreciación.
Para el mercado inmobiliario local, este tipo de operaciones envía varias señales:
- Refuerza la narrativa de Palm Beach como destino premium para capital global.
- Eleva el benchmark de precios en el segmento de resorts y residencias frente al mar.
- Incrementa la presión sobre el suelo disponible y sobre activos con potencial de reposicionamiento.
Para otros inversionistas, ver a un jugador con un patrimonio cercano a 253 mil millones de dólares anclar capital en la zona funciona como validación de la tesis de largo plazo en la región: estabilidad relativa, demanda sostenida en el segmento de lujo y activos escasos.
Filantropía, conservación y licencia social
Más allá de la lógica de inversión, la compra de Lion Country Safari también se alinea con la narrativa filantrópica de Ellison. La familia ha impulsado proyectos como el Larry Ellison Conservation Center for Wildlife Care en California, enfocado en rehabilitación y cría de especies nativas.
Que Lion Country Safari continúe operando como parque de vida silvestre y se vincule a estos esfuerzos de conservación fortalece su imagen de benefactor ambiental, al tiempo que protege el activo desde la óptica de reputación y licencia social para operar.
En términos de posicionamiento, el mensaje es claro: no se trata sólo de adquirir tierra, sino de asociarla a conservación, turismo y valor comunitario, algo relevante en un entorno donde cada vez se revisa con más lupa el impacto ambiental y social de los grandes propietarios.
Perspectivas: influencia regional y potencial de revalorización
La combinación de resort de lujo, propiedades residenciales frente al mar y un parque de vida silvestre con gran extensión de tierra apunta a una estrategia de diversificación de activos en Palm Beach. A la vez, le da a Ellison un peso creciente en el desarrollo futuro de la región, tanto en términos de inversión como de influencia.
Para el mercado inmobiliario, estas compras refuerzan la idea de que Palm Beach seguirá en el radar de grandes fortunas y fondos que buscan activos defensivos, con componente de lujo y posibilidad de capturar plusvalía a través de reposicionamiento, mejora operativa o simples restricciones de oferta.
En síntesis, las adquisiciones de Ellison no sólo evidencian su capacidad de compra. También marcan el tono de hacia dónde puede moverse el desarrollo regional: más capital concentrado en menos manos, activos cada vez más integrados a narrativas de sostenibilidad y un mercado de lujo que se consolida como espacio de juego para jugadores globales de gran escala.