En la industria hotelera de lujo, la baja ocupación no es motivo de preocupación, sino una estrategia deliberada. Según expertos en hospitalidad, cuando un hotel de lujo está medio vacío, ofrece una experiencia exclusiva y personalizada, lo que fortalece su promesa de marca.
La importancia de la baja ocupación
Julian Brittano, desarrollador hotelero y CEO de The Rook Hotels y The Cornerstone Collection, explica que una menor cantidad de huéspedes permite al personal brindar un servicio más personalizado, creando momentos especiales que serían imposibles en un entorno más concurrido. La baja ocupación se percibe como exclusividad y fortalece la equidad de la marca.
Estrategias de precios y exclusividad
Minkyung Kim, profesora asistente de marketing en la Carnegie Mellon University, coincide en que los hoteles de lujo aceptan la baja ocupación como un costo necesario para ofrecer una experiencia de alta calidad. En lugar de bloquear inventario, utilizan precios agresivos que pueden superar los $1,000 por noche, filtrando a los viajeros y garantizando un ambiente menos concurrido.
Rendimiento sobre cantidad
Un huésped adinerado puede generar ingresos equivalentes a tres o cuatro clientes de nivel medio a través de reservas en restaurantes y spas. Brittano añade que el éxito a largo plazo se basa en el rendimiento por huésped, la equidad de marca y la exclusividad, no en el volumen.
En Estados Unidos, este modelo ha sido exitoso gracias al aumento de los valores de las acciones y bienes raíces desde la pandemia, lo que ha incrementado el poder adquisitivo de los consumidores de altos ingresos. Las tarifas promedio de habitaciones de lujo alcanzaron un récord de $394, y las reservas aumentaron un 2.5% hasta septiembre, según CoStar.
Para los inversores y desarrolladores en el sector de lujo, esta estrategia de baja ocupación representa una oportunidad para maximizar los ingresos manteniendo la exclusividad y la lealtad del cliente.