En teoría, México debería de ser un destino de inversión privilegiado para el nearshoring, sin embargo, un análisis de la sociedad suiza de servicios financieros UBS arrojó que los datos macroeconómicos aún no muestran un cambio en términos de inversión o actividad.
Debido a la situación geopolítica ha aumentado el deseo de las compañías de acortar las líneas de producción y relocalizarse a lugares más cercanos.
En este contexto, el país parece particularmente bien ubicado para aprovechar esta tendencia, dada su proximidad geográfica con Estados Unidos, su pertenencia al T-MEC y sus relativos bajos costos de mano de obra.
Según una encuesta realizada por UBS Evidence Lab, más del 90% de los ejecutivos, cuyas compañías operan parte de su producción en China, ya empezaron o tienen la intención de reubicarse.
De estos, el 23% considera a México como opción, lo que lo ha posicionado como el cuarto país que genera más interés de inversiones de nearshoring.
Inversión en infraestructura industrial, aún por debajo de la década pasada
A pesar del positivo panorama, Rafael De La Fuente, economista en jefe para América Latina de UBS, señaló que, aunque hay una oportunidad para México en el nearshoring, también es posible que no logre beneficiarse.
“Aún queda por verse si la globalización se encuentra realmente en retroceso. También existen algunas de las debilidades internas del país”, aseguró.
Por otro lado, la institución advirtió que el principal motor de la relocalización de empresas es la automatización. Lo que haría menos relevantes las ventajas en costos laborales para México.
Uno de los indicadores que demuestran el verdadero impacto de esta tendencia en territorio mexicano es la expansión en la infraestructura industrial.
El experto detalló que, aunque la inversión es el eslabón más débil en este sentido, ya que aún se encuentra 4% por debajo de los niveles precrisis, es uno de los sectores ganadores.
“Hay una marcada debilidad en la inversión privada y la construcción de vivienda. Pero la inversión en desarrollos industriales está creciendo rápidamente, convirtiéndose en el subsector de mayor dinamismo”, afirmó.
UBS explicó que aunque es una señal positiva, este último surgimiento de la construcción industrial se encuentra por debajo de los niveles de actividad vistos en la década pasada.
IED y exportaciones, sin ver cambios por nearshoring en México
Otro factor analizado para demostrar el verdadero impacto del nearshoring, es la penetración de las exportaciones manufactureras en el mercado estadounidense.
En total, al sumar todos los subsectores, las importaciones de México representan un 13.8%, con una expansión de 0.1%, desde 2028. Mientras que China suma 20.1%, con una caída de 4.4%, en el mismo año de referencia.
No obstante, países como Vietnam y Taiwán han aumentado sus ganancias en las importaciones manufactureras de Estados Unidos en más de 1.0 por ciento.
Asimismo, datos del Programa IMMEX no muestran que el país haya entrado a una nueva fase de incremento de su manufactura. De hecho, el ritmo de crecimiento se ralentizó durante la pandemia (aprox. 0.7% anual).
Finalmente, UBS determinó que la inversión extranjera directa (IED) tampoco da cuenta de un cambio de paradigma nearshoring.
“Si se descuentan las transacciones fuera del sector industrial, la IED aún estaría por debajo de los niveles precrisis. Los estados fronterizos y del bajío, las principales regiones manufactureras de México, no están creciendo”, concluyó el estudio.