Del “lean in” al freno de mano
La ex COO de Meta, Sheryl Sandberg, lleva años empujando el tema de mujeres en liderazgo. Hoy su lectura es mucho menos optimista: describe un momento “preocupante” por el backlash contra DEI, el cansancio con el tema y las decisiones de muchas empresas de recortar programas de diversidad justo cuando los datos muestran su impacto positivo.
El timing importa: al mismo tiempo que la IA y la automatización reconfiguran sectores completos, las mujeres —especialmente madres trabajadoras— enfrentan más fricción para mantenerse en la carrera hacia puestos directivos.
Qué está pasando y por qué le pega al negocio
Sandberg subraya varios puntos:
- Retroceso en iniciativas de diversidad Programas que antes eran prioridad ahora se ven como “lujo” o gasto reputacional. Menos mentoring, menos redes internas, menos inversión en liderazgo femenino.
- Sesgos en ascensos y remuneración En periodos de incertidumbre, las decisiones de promoción tienden a favorecer perfiles “probados”, es decir, hombres que ya están en la estructura.
- Carga desproporcionada de cuidados Flexibilidad mal diseñada significa que muchas mujeres acaban en roles menos visibles, lo cual frena su avance hacia los comités que deciden dónde se invierte, qué se desarrolla y qué riesgos se toman.
Implicaciones para real estate, banca y capital
En sectores como real estate, banca y asset management, este retroceso no es neutro:
- Menos diversidad en la toma de decisiones Portafolios diseñados por grupos homogéneos tienden a repetir los mismos sesgos: dónde se invierte, qué segmentos se dejan fuera (vivienda accesible, ciudades secundarias, productos para adultos mayores, etc.).
- Riesgo reputacional y de talento Fondos institucionales y grandes LPs ya miran con lupa políticas de diversidad. No tener mujeres en liderazgo puede volverse un factor en decisiones de asignación de capital.
- Producto inmobiliario desconectado de quien lo usa Menos mujeres en equipos de diseño, desarrollo y operación significa menos sensibilidad a temas de seguridad, cuidados, accesibilidad y uso real del espacio.
Hacia dónde se mueve la aguja
Para empresas de real estate, bancos y fintechs, el punto no es “hacer lo correcto” como discurso. Es entender que:
- La guerra por talento incluye liderazgo femenino real, no simbólico.
- La presión de reguladores, grandes inversores y clientes corporativos va en la dirección de transparencia en brechas salariales, composición de consejos y resultados, no solo promesas.
La conclusión incómoda: ignorar el momento que describe Sandberg no solo es miopía social, es mala estrategia de negocio.