Una inversión de 68 millones de dólares, anunciada por funcionarios de la ciudad de Nueva York, busca convertir Prospect Park en una especie de “esponja urbana” capaz de reducir las inundaciones en vecindarios de Central Brooklyn.
La intervención forma parte del programa Bluebelt del Departamento de Protección Ambiental, diseñado para incrementar la resiliencia de los cinco distritos frente a lluvias torrenciales mediante infraestructura natural que absorba grandes volúmenes de agua.
Prospect Park como infraestructura hídrica
Investigadores de la ciudad identificaron un problema clave: durante tormentas intensas, el agua de lluvia no se drena adecuadamente hacia el lago de Prospect Park.

El resultado son inundaciones repentinas en barrios como Windsor Terrace, Kensington, Prospect Park South y Ditmas Park, con afectaciones recurrentes a viviendas, vialidades y equipamiento urbano.
El plan contempla:
- Creación de dos nuevos estanques dentro del parque.
- Instalación de jardines de lluvia y paisajes diseñados para retener y filtrar escurrimientos.
- Mejora de los sistemas de drenaje para dirigir el agua pluvial hacia el parque y alejarla de Flatbush Avenue.
El objetivo es que el lago y los nuevos cuerpos de agua funcionen como receptores y reguladores de lluvias extremas, reduciendo presiones sobre redes de drenaje convencionales y mitigando inundaciones en la zona.
Bluebelt: parques como activos de resiliencia
El programa Bluebelt apuesta por usar parques y áreas verdes como infraestructura natural para:
- Captar y retener agua de lluvia.
- Reducir la velocidad de escurrimientos hacia calles y sistemas de drenaje.
- Mitigar impactos del cambio climático en zonas densamente urbanizadas.
No se trata solo de embellecer el espacio público, sino de utilizarlo como sistema de gestión hídrica integrado.
La comisionada de Parques, Iris Rodriguez-Rosa, lo resume así:
“Nuetros parques públicos son más que lugares hermosos; son infraestructura natural que hace nuestra ciudad más resiliente”.
Para barrios residenciales que han sufrido inundaciones repetidas, este tipo de inversiones redefine el rol del parque urbano: de amenidad recreativa a activo crítico de protección frente a tormentas.
Lección de Ophelia: el costo de no adaptarse
El anuncio llega dos años después de la tormenta tropical Ophelia, que dejó hasta 9 pulgadas de lluvia en la ciudad.
En ese episodio, Flatbush Avenue y el zoológico de Prospect Park registraron inundaciones severas; el zoológico estuvo cerrado ocho meses por daños.
La inversión en la capacidad de absorción de Prospect Park se entiende así como respuesta directa a eventos extremos que ya no son excepcionales, sino parte del nuevo clima urbano.
Además, el proyecto se suma a trabajos recientes de restauración de secciones del parque dañadas por un incendio en 2024, lo que subraya la presión múltiple sobre esta infraestructura verde: fuego, lluvia extrema y estrés por uso recreativo intensivo.
Impacto para vecindarios y para el valor inmobiliario
Incrementar la capacidad del parque para manejar lluvias intensas tiene impacto directo en:
- Reducción del riesgo de inundaciones en las colonias vecinas.
- Menor daño recurrente a propiedades, sótanos, comercios y equipamiento.
- Mejora en la percepción de seguridad urbana frente a eventos climáticos extremos.
Para propietarios de vivienda, desarrolladores y fondos expuestos a activos residenciales en Central Brooklyn, la lógica es clara:
- Menos exposición a inundaciones recurrentes aumenta la estabilidad del valor del activo.
- La proximidad a infraestructura verde funcional, no solo estética, se vuelve un atributo de mercado.
- Proyectos futuros en zonas cercanas pueden anclar su narrativa en resiliencia y reducción de riesgo climático.
En mercados globales donde los seguros encarecen primas por riesgo hídrico, contar con soluciones como Bluebelt puede marcar diferencias en costos de cobertura y en decisiones de inversión a largo plazo.
Calendario y horizonte de largo plazo
Se espera que el proyecto concluya en 2032, lo que lo coloca claramente como una solución de largo aliento, pensada para el ciclo climático de las próximas décadas y no solo para la siguiente temporada de lluvias.
Para planificadores urbanos y desarrolladores, el caso de Prospect Park deja varias lecciones:
- El diseño de parques no puede separarse de la gestión del agua y de los mapas de riesgo de inundación.
- La infraestructura verde se convierte en parte del “capex climático” de las ciudades, al mismo nivel que drenaje, vialidades o plantas de tratamiento.
- La colaboración entre agencias de parques, medio ambiente y planeación urbana es clave para articular proyectos que protejan vecindarios y mantengan atractivo el entorno construido.
En un contexto donde las ciudades buscan reducir vulnerabilidades y proteger el valor de su parque inmobiliario, el movimiento de Nueva York con Prospect Park muestra cómo un parque histórico puede convertirse en pieza central de la estrategia de resiliencia urbana.