Riesgo multi-hazard en minería: una bomba de tiempo para ciudades e infraestructura

La intensificación de la extracción minera y el cambio climático están convirtiendo los desastres asociados a la minería en cadenas de eventos multi-hazard cada vez más complejas y severas. Para gobiernos, desarrolladores e inversionistas, esto ya no es un tema solo de seguridad industrial: es un riesgo sistémico que toca planeación urbana, valor de activos y resiliencia de infraestructura.

De incidentes aislados a cadenas de desastres

La combinación de extracción intensiva de recursos y presiones ambientales crecientes está cambiando la naturaleza del riesgo en minería.

Los desastres ya no se limitan a un “evento puntual” —un colapso, un derrame, una explosión—, sino que se transforman en secuencias acopladas de múltiples peligros: un fallo gatilla otro, que a su vez dispara un tercero.

El dato incómodo: se estima que más de 15,000 muertes al año relacionadas con la minería están vinculadas a interacciones en cascada entre múltiples peligros, no a incidentes simples y aislados.

Casos como:

  • el desastre minero de Copiapó (Chile, 2010), y
  • la catástrofe de la presa de colas de Fundão (Brasil, 2015)

mostraron cómo un evento minero mal gestionado puede escalar a crisis regionales con impacto urbano, social y reputacional de largo plazo.

Minería no carbonífera: un sistema de alto riesgo interconectado

En la minería no carbonífera, el riesgo ya no se entiende por “listas” de peligros, sino por cómo interactúan entre sí.

En un mismo sistema conviven:

  • caídas de techos,
  • inundaciones súbitas,
  • colapsos de goaf (vacíos mineros),
  • incendios subterráneos y
  • potenciales fallas de presas de colas.

Estos peligros no son independientes. Están enlazados por:

  • campos de estrés tectónico complejos,
  • acumulación de energía a lo largo del tiempo,
  • cambios operativos, cortes de producción, nuevos frentes de explotación,
  • procesos no lineales difíciles de anticipar con modelos tradicionales.

El resultado es un acoplamiento multi-hazard: una secuencia de fallas que se alimentan entre sí, donde la liberación de energía en un punto del sistema puede detonar respuestas inesperadas en otro.

Comparados con eventos de un solo peligro, estos escenarios:

  • siguen rutas evolutivas más complejas,
  • son más difíciles de modelar, y
  • generan consecuencias más severas y duraderas para las comunidades cercanas.

De la mina a la ciudad: cuando el riesgo se derrama sobre el territorio

El desbordamiento externo de estos riesgos multi-hazard ya está entrelazado con la resiliencia urbana.

Ciudades y pueblos mineros comparten tres características que amplifican el problema:

  • Infraestructura interconectada: carreteras, redes de agua, energía, hospitales y escuelas dependen de pocos nodos críticos. Un deslizamiento, una ruptura de presa o una inundación química puede paralizar el sistema completo.
  • Alta concentración de población en valles, laderas y fondos de cuenca, muchas veces en zonas de riesgo heredadas de décadas de urbanización sin regulación.
  • Dependencia económica de la actividad minera, lo que dificulta decisiones duras sobre uso de suelo, reubicaciones o restricciones a la expansión.

Cuando una presa de colas falla, no solo contamina ríos: puede:

  • destruir infraestructura vial y puentes,
  • provocar inundaciones secundarias,
  • arrastrar viviendas informales en cauces y márgenes,
  • afectar plantas de tratamiento, acueductos y redes eléctricas.

Para planeadores urbanos, desarrolladores e inversionistas, la pregunta ya no es si la mina cumple su plan de manejo ambiental, sino:

  • cómo se comporta el sistema completo mina–presa–cuenca–ciudad frente a eventos compuestos, y
  • qué pasa con el valor de los activos urbanos cuando el riesgo multi-hazard se materializa.

Por qué el análisis tradicional ya no alcanza

La evidencia apunta a algo clave: la raíz del acoplamiento multi-hazard está en la acumulación de energía a largo plazo y su liberación cruzada entre diferentes peligros.

Eso implica que:

  • Los análisis de impacto “de un solo evento” (una inundación de diseño, un sismo, una falla puntual) son insuficientes.
  • Se requiere una visión de ciclo de vida completo:
    • incubación del peligro,
    • desencadenamiento,
    • propagación dentro y fuera del sistema minero.

Además, el cambio climático mete una variable adicional:

  • eventos de lluvia extrema más frecuentes,
  • cambios en patrones de sequía–lluvia que afectan estabilidad de taludes y presas,
  • mayor incertidumbre en la respuesta de suelos, estructuras y sistemas de drenaje.

Estos factores intensifican la interacción multi-hazard tanto en minas como en ciudades, y elevan la vulnerabilidad de infraestructura crítica.

Hacia marcos integrados de riesgo: minería, ciudades y gobernanza del territorio

Un marco interdisciplinario empieza a tomar forma, conectando:

  • dinámica multi-hazard en sistemas mineros,
  • resiliencia urbana y
  • gobernanza del espacio (uso de suelo, licencias, normas, supervisión, seguros).

La propuesta de vanguardia es clara:

  • Incorporar la evaluación de acoplamiento multi-hazard en los marcos de gestión de riesgo de desastres urbanos.
  • Diseñar instrumentos que crucen:
    • planificación minera,
    • ordenamiento territorial,
    • seguros y financiamiento de infraestructura,
    • estándares ESG exigidos por el capital global.

Para real estate e infraestructura, esto se traduce en una línea roja: no basta con preguntar “¿está lejos de la mina?”. Hay que entender:

  • ¿Cómo interactúan los diferentes peligros asociados a esa operación?
  • ¿Qué parte de la ciudad o la región queda dentro del radio de impacto de un evento en cascada?
  • ¿Quién carga el costo cuando el riesgo se materializa: la empresa, el gobierno local, el asegurador o el propietario del activo urbano?

Este estudio propone precisamente un marco teórico unificado para entender cómo se incuba, se desencadena y se propaga el acoplamiento multi-hazard en minas no carboníferas. La siguiente fase es inevitable: traducir ese marco en criterios concretos para licenciamiento, inversión y desarrollo urbano.

El mensaje de fondo es sencillo, pero incómodo: en territorios mineros, cualquier análisis de riesgo que ignore las cadenas multi-hazard no está incompleto; está desfasado de la realidad.