El gobierno de Los Ángeles instaló Tarzana, una aldea de casas prefabricadas de 6 metros cuadrados para apoyar a sus ciudadanos de escasos recursos y sin hogar.

El barrio cuenta con 76 casas miniaturas, cada una equipada con dos camas y estantes, así como aire acondicionado y calefacción.

También se puede conseguir acceso a baños, lugares de aseo personal, lavadoras y asistencia médica o psicológica en caso de ser necesario. Además, cuenta con vigilancia las 24 horas del día

Las construcciones tienen un valor de 6.500 dólares por unidad y se instalan en solo 90 minutos.

Si bien, los residentes no pueden quedarse con las llaves de la casa, pueden bloquear el acceso desde el interior, explicó Rowan Vansleve, miembro de Hope of the Valley, la ONG que gestiona el lugar.

Los beneficiarios pasan tres meses sin cargo en estas casas, periodo en el que deben buscar un hogar permanente, explicó Brandon Hanner, gerente del programa.

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Fotografía: Robyn Beck

Proyectos como Tarzana no resuelven el problema: expertos

El primer conjunto de casas diminutas de Los Ángeles abrió a principios de 2021 y le siguieron varios más. En los últimos años, surgieron iniciativas similares en otras partes de California, incluido San José y Seattle.

Sin embargo, en esta ciudad, según Shayla Myers, abogada de Legal Aid Foundation, hay muy pocas viviendas asequibles para la gente, una vez que deban salir de estos refugios en la búsqueda de hogares permanentes.

En su columna de Los Angeles Times, afirmó que el principal problema es un mercado inmobiliario rapaz y con maximización de ganancias que genera desalojos y falta de vivienda más rápido de lo que podemos albergar a las personas sin hogar.

Si bien, reconoció que las casas pequeñas son una mejor opción para algunos, Myers insiste en que estas casas son “increíblemente caras” debido a los costos operativos, y que California debe hacer más.

“No hay forma de resolver la crisis de las personas sin hogar sin abordar las causas fundamentales, que son la pobreza, la desigualdad de riqueza y la falta de opciones de vivienda asequible”, explicó.

Para Mayer Dahan, fundador del Dream Builders Project, Tarzana es una transición positiva. Sin embargo, le preocupa que se encuentren soluciones tratando de resolver los síntomas, en lugar del problema subyacente, por ejemplo, la pobreza.