La conveniente flojera táctica
Cuando hice mi tesis de licenciatura, el esquema que se acostumbraba, supongo que todavía, es que los de Doctorado desarrollaban un proyecto de tesis vasto y complejo, y dependiendo del área de conocimiento donde cada quien estuviera, bioclimatismo en mi caso, salían fragmentos a investigar para sustentar esos temas; los cuales eran las tesis de los más jóvenes.
Mi camino hacia la ciencia había empezado. Realmente mi tesis se basaba en la captura y procesamiento de centenas de miles de datos en Excel. Fue bastante decepcionante al principio. Yo pensaba que iba a proveer un gran descubrimiento a la Arquitectura, y realmente sólo tenía que organizar y tabular datos durante muchos meses. Era tanta mi flojera, que me llevó a la creatividad y la búsqueda de un método para hacer esto automáticamente. Tenía un programa perfecto para eso, Excel, que si bien es poco sexy para un arquitecto, no debemos olvidar que es un programa bastante robusto y versátil. Así que empecé a investigar fórmulas, procesos, diseñe el flujo.
A la tercera semana tenía ya un proceso automatizado de importación de archivos csv que señalaba y resaltaba datos que eran de especial interés, acomodaba todo debidamente en el formato de Excel en menos de dos segundos por archivo. Al final, no fue un tema de una superioridad de la computadora que tenía, ni de algo extremadamente sofisticado; mi única ventaja es que fui tácticamente flojo.
Las tareas repetitivas están (o deberían estar) en peligro de extinción
Cuando AutoCAD se volvió una herramienta alcanzable por el arquitecto común, las facultades de Arquitectura ofrecieron resistencias en varias formas. Que porque iba a morir el “arte” de la arquitectura, que porque jamás sería más bello un render foto-realista que una perspectiva acuarelada prodigiosamente. Fue un terror totalmente injustificado. AutoCAD sólo suprimió las tareas repetitivas, como mi algoritmo de Excel. Nos hizo arquitectos más precisos y más productivos, puso la mesa para que la Arquitectura fuera un vehículo confiable y eficiente de inversión para el sector inmobiliario.
El pensamiento científico es forzarse a siempre pensar que hay una forma más eficiente de hacer algo que nos aburre hacer, porque nuestro trabajo como especialistas, arquitectos, analistas y profesionales, jamás debe ser mayoritariamente operativo, debe ser principalmente creativo y científico. Y para poder hacer eso, hay que quitarle tareas repetitivas al cerebro, que finalmente toman un tiempo lineal. Sólo se puede dibujar un plano a la vez, pero se puede pensar en muchas formas de solucionar una condición de fachada a la vez.
Es lo mismo para explicar a un equipo de diseño una condición. Uno puede generar decenas de vistas en 2D para explicar una condición compleja, y la insatisfacción de los arquitectos diseñadores, ingenieros estructuristas, desarrolladores inmobiliarios, persistirá porque no acaba de ser claro. Y cada uno de ellos pedirá más y más información que sabe que le será útil para entender qué estamos planteando; así que después de mucho tiempo, muchos dibujos, fricción y frustración se aceptará nuestra propuesta de solución. ¿Qué hubiera pasado si desde el principio tomábamos más tiempo para hacer un modelo de Realidad Aumentada de esta condición, dejábamos que todos explorarán este modelo y en una sola reunión se aceptaba con el gran gusto de haber entendido algo rápido? Las tareas repetitivas eliminadas, en este caso, fueron los dibujos, que aunque fueran automatizados, nos lo quitamos con el meta uso de la tecnología para comunicar y no sólo para documentar.
En los límites de la experiencia, empiezan los alcances de la simulación
En este punto de la tecnología, creo que habemos dos tipos de conductores de vehículos, por un lado, los que conducen todos los días a sus diligencias siguiendo las rutas de memoria hechas a lo largo de años de transitarlas; y por otro lado, los usuarios que aunque vayan a la tienda de la esquina ponen el GPS del celular. Este es un caso claro en el que la tecnología combate el FOMO (Fear Of Missing Out). Cuando conducimos basados únicamente en experiencia, siempre tendremos la duda de si el “otro” camino era mejor, con la tecnología de GPS podemos analizar varios escenarios al mismo tiempo y saber con precisión suficiente qué está pasando en todos los caminos que conocemos, y en varios que no conocíamos.
Así es el aporte que en The Façade Studio, donde hemos podido llegar a mesas donde hay grandes firmas de diseñadores, instaladores y desarrolladores inmobiliarios que tienen más años de carrera, con más edificios construidos que nosotros. El exceso de confianza en la experiencia está directamente contrapuesto al pensamiento científico, pero hay qué entender que uno no puede llegar a la mesa de los grandes con cuentitos fantasiosos o sólo con las ganas de hablar. Hay que proveer datos duros y muy bien pensados.
Muy comúnmente nuestro trabajo es combatir el FOMO de un desarrollador inmobiliario que van a invertir decenas de millones de pesos en una sola serie de decisiones de su equipo de diseño. En The Façade Studio usamos la tecnología para analizar la mayor cantidad de combinatorias de probabilidades de especificación de materiales de fachada, para esclarecer las dudas sobre “¿qué hubiera pasado si hubiéramos especificado otra cosa?”
La experiencia es un conocimiento lineal retrospectivo basado en memoria y en identificación de patrones conocidos. El futuro, es la infinidad de posibilidades basados en mini-decisiones que podríamos o no, tomar. Con la intención de usar la tecnología para analizar posibles escenarios futuros; la experiencia nos sirve para depurar y tamizar alternativas que son absurdas y altamente improbables, y que los escenarios a simular sean asequibles y plausibles. Así obtendremos datos que tendrán un sentido directo y que se sentirán realistas.
El humano aumentado
En los años 90s, se acuñó el término del Transhumanismo, como una forma de definir la agrupación filosófica e ideológica que celebra y promueve la fusión inseparable del ser humano con la tecnología. Como toda idea que vale la pena, tiene promotores intensos igual que detractores agresivos.
Pero lo que más me ha gustado pensar, es que somos los ejemplares “prehistóricos” de un ser humano aumentado o de un transhumano. Hoy hay chips que son implantables en el cerebro y que corrigen sensiblemente el Párkinson, hay extensiones robóticas de movimientos de un médico que retira con inimaginable precisión el tejido canceroso y te otorgan decenas de años más de vida. ¿No gozamos ya de nuestra unificación con la tecnología?
Pero qué sería de un “homo-sanborns” si nos dejaran sin smartphone un día; o una semana. Mi vida laboral, personal, mi esparcimiento, mis cuentas de banco, mi capacidad de andar por la ciudad, mi capacidad de investigar rápidamente qué significa transhumanismo; todo en mi vida cotidiana depende de una extensión de mi cuerpo, llamada smartphone.
¿Y nuestras empresas? Si bajan el switch de la electricidad un martes cualquiera; pues mandamos a todos los arquitectos a su casa. No tiene sentido trabajar sin computadoras, sin internet de alta velocidad, sin sincronización inmediata de información.
Mi punto es que nuestra dependencia de la alta tecnología es innegable. Disfrutamos de una vida que está vehementemente atada a la fragilidad de la electricidad y las redes de comunicación inmediata. Temerle a la tecnología es ligeramente absurdo en mi opinión, porque ya depende nuestro status quo de su existencia y de su rápida evolución.
Quizás el temor es más social que práctico. El temor puede ser que aquellos con más recursos sean humanos más transformados y mucho más inalcanzables por alguien que no puede pagar sus lentes de realidad aumentada intraoculares, (por ejemplo). Pero bueno, tal vez, irónicamente debemos dejar que una entidad inteligente sin conflictos morales ni impulsos emocionales regule ciertas cosas.
Inteligencia Artificial. “Zion, hear me!”
En el planeta, todos tememos en cierta medida los devenires de la IA (Inteligencia Artificial), vemos cómo crea obras de arte visual, canciones que se viralizan en segundos, y que dejan a los productores de pop temblando de miedo porque van a perder sus empleos; vemos los arquitectos cómo con dos o tres prompts se generan proyectos que aunque nos cueste aceptarlo, son buenos, baratos y rápidos.
No tengamos miedo. Ha pasado muchas veces antes, y cada vez que ocurre, sí se pierden empleos, y también aumenta mucho la productividad, y bajan los precios de producción, y aumenta la disponibilidad de productos y servicios. Hoy tenemos medicinas que se hacen masivamente con medios automatizados y estandarizados, cosa que en 1800 era un tema horroroso por los desempleos que generaría tal automatización de la industria. Tuvimos la llegada de autoCAD y BIM y demás herramientas, que se volvieron el horror de muchos arquitectos obsoletos que perdieron su trabajo. Y hoy diseñar un aeropuerto en 2d y dibujado en planos de papel albanene y tinta, suena absurdo y hasta cómico.
Nos tocará pactar con la tecnología. Entenderla por lo que es. No es Sabiduría Artificial, es Inteligencia Artificial. Así que, como todo avance tecnológico paradigmático, será una aniquiladora brutal de tareas repetitivas de interpolación de datos, de generación de contenido popular y predecible. Y eso aumentará el ritmo de la producción de proyectos cada vez más atrevidos y con menos probabilidad de fallo. Si es una revolución nueva, y no es poca cosa, redefinirá oficios y procesos, pero aquellos que sobrevivan serán tremendamente más eficientes.
En The Façade Studio hemos sido siempre promotores del uso y la generación de tecnologías innovadoras, sin miedo, ¿nos van a superar? Pues claro. Para eso las queremos, pero todos somos esclavos de nuestras virtudes. Tenemos el poder de crear cosas desde nuestra “flojera táctica”; el poder de hacer más con menos esfuerzo cada vez; y la ironía está en que se vuelve un ciclo que nos obliga a adaptarnos a las consecuencias de nuestras propias acciones. Pero es lo único que hemos hecho desde que empezamos a caminar erguidos: adaptarnos. Es fascinante que podamos delegar la “inteligencia” a un ente que no reacciona a emociones y que es pura y confiable.
Actualmente operamos ya varias herramientas basadas en Inteligencia Artificial, en rutinas evolutivas auto-depurativas, y no solo no sentimos en peligro nuestro trabajo, sino que nos agiliza el proceso de producir mejor Arquitectura, mejores fachadas, más rápido, más económicamente para nuestros clientes y más rentablemente para nosotros.
Es un artículo de la edición 142 https://inmobiliare.com/digital/INMOBILIARE-142.pdf
*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.