Fueron muchas las empresas de todo el mundo que se vieron obligadas a implementar el trabajo desde casa como una respuesta a la pandemia causada por el COVID-19. Este cambio demostró que un alto porcentaje de las actividades diarias pueden migrar al “Home Office”, sin embargo, dejó en claro que la mayoría de las oficinas e industrias carecen de las medidas necesarias para la protección de datos y de sus redes, por lo que los ciber delincuentes detectaron una oportunidad para poner en jaque a un gran número de compañías mexicanas.

Héctor Nava, Director General de Totalplay Empresarial compartió que México es el segundo país con más ciberataques en el mundo y que estos incrementaron en un 600% durante la pandemia.

“En México nos encontramos en una fase muy temprana en la adopción digital, lo que ha permitido que los ciber delitos vayan en aumento, la falta de información y herramientas necesarias para combatirlos nos han hecho vulnerables a este tipo de delitos. Más del 90% de las empresas en México han sido víctimas de, al menos, dos ciberataques en un plazo de un año”, estimó el directivo de la compañía.

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  • De acuerdo con Fortinet, el 34% de los ciberataques de la región ocurren en México.
  • Este tipo de delitos le cuestan al país alrededor de 8 mil millones de dólares y sólo 4 de cada 10 empresas cuentan con un plan en materia de ciberseguridad.

El riesgo de ciberataques a la infraestructura crítica, así como el fraude y robo de datos se han clasificado entre los 10 principales riesgos con mayor probabilidad de ocurrir, esto de acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial.

El 50% de las compañías afectadas no han podido identificar el origen del incidente. Los sectores más atacados son las instituciones financieras, la industria 4.0, cadena de suministros y usuarios finales.

En su investigación de 2020, la firma Forrester Consulting concluyó que todas las firmas mexicanas con más de 500 trabajadores fueron víctimas de ciberataques. Estas amenazas afectaron la productividad de las compañías y también, para muchas, supusieron pérdidas financieras, robos de identidad y filtraciones de información confidencial.      

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En promedio, las empresas planean incrementar hasta en un 70% su inversión en infraestructura de seguridad para detectar todo tipo de malwares y promover una cultura de prevención entre sus colaboradores.