¿Los espacios acondicionados de oficinas en México están listos para ser ocupados?, es la pregunta existen en el Real Estate. De acuerdo con SiiLA si bien la mitad de los inmuebles están disponibles, pocos son los que logran satisfacer las necesidades de los nuevos inquilinos; y es que existe como reto el “broom and clean”. 

“Algunas (espacios) enfrentan dificultades para ser ocupadas porque no están diseñadas para optimizar tiempos de instalación, mejorar servicios y adaptarse a nuevas funciones”. 

La empresa señala que el problema principalmente es el “broom and clean” que permite a los inquilinos desocupar los espacios sin la obligación de restaurarlos a su estado original, siempre y cuando los entreguen “limpios y despejados”, pero no es suficiente “barrer y limpiar”. 

“Lo que queda detrás (muros pintados, alfombras gastadas y divisiones obsoletas) representan retos tanto para los propietarios como para los nuevos inquilinos. Se enfrentan con inmuebles que deben competir en un mercado cada vez más exigente, donde las empresas buscan rapidez y personalización en lugar de adaptarse a lo que hay disponible. Al mismo tiempo, los costos y tiempos de adecuación terminan recayendo en los nuevos ocupantes”. 

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“Broom and clean” es una cláusula que impacta en las oficinas. Foto: Freepik

“Broom and clean” reto principal de las oficinas en México 

SiiLA destaca que si bien en los acuerdos de arrendamiento de oficinas en México suele existir la cláusula de “broom and clean”, el Código Civil Federal y las leyes estatales de arrendamiento establecen que los arrendatarios deben: 

  • Mantener el inmueble en buen estado. 
  • Realizar reparaciones menores derivadas del uso diario. 
  • Usar la propiedad para el propósito convenido. 

Pero también queda prohibido hacer modificaciones sin autorización del arrendador, y en caso de hacerlo, el inquilino está obligado a restituir el inmueble a su estado original al finalizar el contrato. 

“No obstante, cuando hay autorización, la cláusula ‘broom and clean’ permite entregar los espacios tal como fueron adaptados durante su uso, trasladando (parcial o totalmente) los costos de adecuación o renovación a los nuevos inquilinos”. 

Si bien esta cláusula reduce los gastos inmediatos para los inquilinos que desocupan el espacio, en los dueños tiene como efecto no solo los costos, sino también el prolongado tiempo de exposición del inmueble. 

Es por eso que “el mercado debe adoptar prácticas que equilibren flexibilidad y claridad en la entrega de espacios. Estableces estándares básicos de acondicionamiento, sincronizar adecuaciones con los procesos de negociación y fomentar incentivos para renovaciones”.