A pesar de las problemáticas que generó la pandemia, las medidas de prevención de la movilidad también permitieron vislumbrar cómo serían las ciudades si el congestionamiento por tráfico no estuviera presente, y así sacar de la calle a los automóviles y reducir emisiones de gases efecto invernadero. No obstante, esta tendencia no se sostuvo por un largo periodo de tiempo debido a las particularidades de cada ciudad.

Por ejemplo, durante el primer confinamiento Nueva Delhi en la India, mostró los niveles más bajos de contaminación del aire en años, aunque solo se mantuvieron por un corto periodo de tiempo. Otras ciudades como Hong Kong, Sídney y Singapur, que cuentan con sistemas robustos de transporte público, continuaron viendo reducciones en los contaminantes aún después de levantadas las restricciones (ONU-Hábitat, 2021).

Es posible que las alteraciones a los patrones de movilidad y sus impactos en el medio ambiente no se mantengan por la naturaleza compleja y a largo plazo del sistema de transporte. Muchas de las inversiones en infraestructura de transporte influyen en los patrones de movilidad durante mucho tiempo.

Las obras viales tienen una vida muy larga y siguen influyendo en nuestra forma de viajar durante buena parte de un siglo. Los coches, trenes, autobuses tienen toda una larga vida útil y la rotación de una flota lleva décadas. Por lo tanto, cambiar el sistema de transporte y, posteriormente, los patrones de movilidad es un proceso lento (Holden et. al, 2019) bajo condiciones normales.

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Las oportunidades para mejorar la movilidad en las ciudades post-pandemia

La necesidad de fortalecer capacidades en los distintos actores, tanto ciudadanos, como tomadores de decisiones, es uno de los requisitos hacia la transformación urbana en los que la academia tiene un rol fundamental, tanto como espacio de formación, como de colaboración y articulación.

Abordar la movilidad sostenible requiere una visión urbana integradora e interdisciplinar. Debemos sumar desde múltiples frentes: la aceptación de la condición urbana existente; la contención de la expansión urbana; la solución de transporte multimodal; la oferta de transporte público masivo y eficiente para las periferias, que albergan a la mayoría de la población de nivel socioeconómico medio y bajo; la inversión en la integración de un verdadero sistema de movilidad metropolitano; la reducción de los movimientos no necesarios en coche particular; la descarbonización; los sistemas de innovación tecnológica y el big data; el fortalecimiento de barrios de usos mixtos, con una oferta más diversa de vivienda y equipamientos; la necesidad de recuperar la calle completa, caminable, arbolada, segura, incluyente como el espacio público más importante y prevalente en nuestras ciudades.

En pensamiento sistémico para el cambio social, David Stroh plantea que para optimizar un sistema no se debe comenzar por optimizar las partes, sino por mejorar las relaciones entre ellas (2015). La gran oportunidad para mejorar la movilidad en las ciudades post-pandemia está allí, en la articulación antes que en la inversión.

Además, el concepto de movilidad debe complementarse con el de proximidad, es decir con una adecuada dotación de servicios urbanos básicos. Si se logra esa sinergia, el desarrollo de instrumentos que faciliten la financiación de aquellas obras clave de espacio público y de transporte que requiera la ciudad será más sencillo.

La movilidad no existe en un vacío, concentrada exclusivamente en sus funciones. Es parte de un sistema complejo, y está directamente relacionada con los sistemas naturales de los que somos también parte. Hacer frente a los desafíos de la planificación urbana y transporte, al tiempo que se consideran múltiples retos a la sostenibilidad, requiere métodos que adopten tecnologías disruptivas, pero sobre todo amplíen el proceso de toma de decisiones teniendo en cuenta las culturas, las prácticas y los significados de la movilidad.

Para obtener más información, visite: www.tec.mx

Por: Dra. Karen Hinojosa, Directora nacional del programa Licenciatura en Urbanismo Mtra. Nélida Escobedo Ruiz, Coordinadora del C+LAB Región Norte Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey.

Este es un artículo de la edición 127 https://inmobiliare.com/inmobiliare-127/ 

*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.