Uno de los períodos de descanso más importantes para los mexicanos son las vacaciones de verano que acaban de terminar, donde de acuerdo a datos de la Secretaría de Turismo, cada año casi 130 millones de habitantes salen a conocer nuevos lugares de México. Pero este año, las cosas cambiaron, las personas ya no buscaron la misma oferta que hace tres o cuatro años. Hoy, la tendencia nos lleva a descubrir el turismo wellness (también conocido como turismo del bienestar), espacios inmobiliarios con ambientes naturales, el consumo de productos del campo y la cultura local.

De acuerdo con estimaciones de la dependencia, unos 31,169 millones de dólares se podrían tener en ingresos por parte de los visitantes internacionales este año, lo que representa una recuperación favorable después de la crisis del Covid. Si bien, alcanzar las cifras pre pandémicas tardaría hasta 2024, el invertir en turismo inmobiliario puede mejorar la situación.

A partir de la pandemia, la gente se ha preocupado más por su bienestar, por estar en contacto con la naturaleza y conocer todos esos lugares no tan comunes. Ese cambio es una oportunidad importante tanto para el sector turístico, de bienestar y el inmobiliario, porque podemos invertir en proyectos que ofrezcan estos espacios. En 2020, se tenía un registro de 275,000 millones de dólares generados en el sector inmobiliario de bienestar. Los resultados en la época post covid evidencian la necesidad de transformar el sector e invertir en nuevas opciones de vacaciones, dejando de lado los lujos o grandes ciudades, para enfocarse en las comunidades y naturaleza.

Según datos del Global Wellness Institute, en 2017 había 740 proyectos inmobiliarios de este tipo en 34 países de los cuales, sólo 12 de ellos se encontraban en América Latina distribuidos en Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México.

Pedro Valdés, director General de ESCALA.

Actualmente, el país es el número uno en turismo wellness en América Latina y uno de los 20 países donde más se buscan servicios de relajación total y bienestar.

El desarrollo se ha expandido en el país hacia destinos como San Miguel de Allende, Tecate y Los Cabos; además de otros en la zona de Costa Alegre, Puerto Vallarta y Tequila en Jalisco; Riviera Nayarit; Mahahual y Bacalar en Quintana Roo; Todos los Santos en Baja California Sur; Mazatlán, Sinaloa; La Puerta norte de la ruta del vino en Baja California; Cadereyta, Bernal y Tequisquiapan, en Querétaro y Barranca del Cobre, en Chihuahua.

El nuevo turismo es más consciente, se aleja de los productos globalizados, de las multitudes y se enfoca en experiencias únicas e irrepetibles, marcando tendencias hacia el bienestar, con espacios retrospectivos y de transformación. Es en estos sitios donde existen características relacionadas con infraestructura y actividades que generan el desarrollo de los sentidos, espacios para ejercitar la mente, alimentación, contacto con la naturaleza y el paisajismo.

Otro aspecto relevante es el nivel de desplante, dado que en su edificación tienen 1% de impacto en la tierra dado que se ubican en grandes superficies, consideradas parte del nuevo lujo orientado en la calidad de vida y el confort para el descanso, así como la preservación del bienestar. Adicionalmente a la rentabilidad financiera, incluyen el uso de materiales locales que dan confort térmico, acústico, iluminación con bajo consumo energético y reciclaje.

POR: PEDRO VALDÉS, DIRECTOR GENERAL DE ESCALA

Es un fragmento del artículo ¿Cómo impacta el turismo wellness en el sector inmobiliario mexicano? de la edición 140 https://inmobiliare.com/inmobiliare-140/