El último año ha acelerado los cambios hacia el teletrabajo y la eliminación de la movilidad laboral no necesaria, al tiempo que ha hecho muy evidente la necesidad de proximidad. Por un lado, a nivel personal, el cansancio que produce el trabajo virtual y las dificultades de comunicación nos recuerdan que la interacción presencial es fundamental para las relaciones sociales.

Por otro lado, la imposibilidad de salir a la calle a realizar actividades cotidianas reveló de forma muy clara, la necesidad de vivir en barrios y ciudades en los que podamos acceder a servicios de salud, comida, educación y recreación a distancias caminables del hogar.

Si bien al inicio de la pandemia muchas ciudades implementaron estrategias de cierre completo a las actividades en la calle para restringir las posibilidades de contagio, poco a poco se fueron liberando para dar paso a medidas de sana distancia.

Conforme fueron avanzando las investigaciones médicas sobre la forma en que el virus se contagia por gotículas en el aire, se constató que las actividades al aire libre podrían realizarse con cierta seguridad, sobre todo manteniendo el uso del cubrebocas y el lavado constante de manos.

Esto fue clave para regresar de manera escalonada a la vida en la calle, sobre todo porque el teletrabajo es una modalidad laboral que no es viable para la mayoría de los empleos, particularmente para niveles socioeconómicos medios y bajos.

La modalidad laboral de teletrabajo no es viable para una gran parte de los empleos en México.

Afectaciones al transporte público y su relación con la movilidad para las personas con niveles socioeconómicos medios y bajos

Para millones de mexicanos, la ausencia de un sistema de transporte público integral eficiente y de oferta de vivienda asequible en los centros urbanos ejercen una presión para adquirir vivienda periférica y, cuando su economía se los permite, un vehículo particular. La especulación inmobiliaria ha encarecido de forma desmedida el suelo urbano céntrico, favoreciendo la expansión urbana como el modelo más atractivo de desarrollo.

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Imagen: Licencia libre

El modelo urbano disperso contribuye a desplazamientos largos para llegar al trabajo, escuela, mercados y centros de salud.

Esta doble presión, sobre las personas y sobre el territorio, ha conformado el principal modelo de desarrollo urbano mexicano desde la segunda mitad del siglo XX.

En las ciudades extensas que han surgido bajo este modelo de desarrollo, el incremento en el tiempo y la distancia que requieren los desplazamientos entre vivienda y trabajo, reduce la participación en los asuntos de la comunidad por parte de quienes viajan diariamente y de quienes no (Putnam, 2000). Esta fragmentación espacial entre el hogar y el lugar de trabajo produce impactos negativos mayores cuando se le cruza con nivel socioeconómico, género y edad.

Aunque el estudio de los patrones de viaje durante la pandemia es un campo reciente, se ha encontrado que los usuarios han reducido su uso del transporte público por miedo al contagio, optando por vehículos privados, bicicletas o la caminata. Las preocupaciones por la seguridad, la ansiedad y el nivel de estrés aumentaron en la sociedad con respecto al uso del transporte público después del comienzo de la pandemia (Campisi et. al., 2020; Gajendran, 2020).

La división entre las personas que se pueden quedar a trabajar en casa u optar por otros medios de transporte y las que no pueden hacerlo, ha incrementado las desigualdades existentes en nuestras ciudades. Particularmente en el contexto latinoamericano, la falta de justicia distributiva es un tema recurrente en la movilidad urbana, ya que cerca del 40% de la población en México depende de los sistemas de transporte público o se mueve a pie (Ruiz, 2021). Las deficiencias de estos sistemas las sufre de forma más aguda esta mitad de la población urbana.

Por: Dra. Karen Hinojosa, Directora nacional del programa Licenciatura en Urbanismo Mtra. Nélida Escobedo Ruiz, Coordinadora del C+LAB Región Norte Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey.

*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare

Este es un artículo de la edición 127 https://inmobiliare.com/inmobiliare-127/