El sector inmobiliario y de la construcción están contribuyendo de una manera muy importante al cambio climático, lo cual representa una oportunidad para empresas responsables con el medio ambiente.

Para Armando Turrent, CEO de Reserva Santa Fe, gran parte de los desarrollos en México cuentan con una estructura metódica muy tradicional y poco innovadora, por lo que se deben aplicar “un cambio de 180 grados en la dinámica de su negocio”. 

En entrevista para Inmobiliare, el experto señaló la importancia de las certificaciones, remarcando el valor de marcos de referencia como el Living Community Challenge, el cual busca ir más allá de una simple calificación.

Dicha herramienta, propuesta por el International Living Future Institute (ILFI) para  la planificación, el diseño y la construcción, busca crear una relación de simbiosis entre las personas y todos los aspectos del entorno construido.

El principal reto para obtenerla es el cumplimiento al 100% de diferentes categorías de desempeño sobre el uso de materiales y su desempeño futuro. 

“No es una certificación como LEED que dependiendo de cuántas palomitas obtengas, te califica como Plata, Oro o Platino, aunque sigas contaminando en determinada medida. El Living Community Challenge busca reducir toda la contaminación y lograr la huella cero durante toda la vida útil del edificio”, agregó Turrent.

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Importancia del Living Community Challenge en el entorno actual

De acuerdo con el CEO de Reserva Santa Fe, un pensamiento común a nivel mundial es que el sector del transporte es uno de los principales contaminantes. 

“Sí, puede ser causante de mucho daño ambiental, pero esta industria solamente emite el 25% general y la construcción hasta el 42% en el mundo entero. En países desarrollados esto aumenta hasta el 65 por ciento”.

El experto agregó que un edificio no solo contamina durante el periodo de obras, sino que continúa generando una huella de carbono durante toda su operación, la cual es más larga que un vehículo.

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¿Qué se necesita para obtener esta certificación? 

La certificación Living Community Challenge evalúa siete capítulos (llamados pétalos), que a su vez tienen 20 imperativos, estos van relacionados con el uso de agua, energía, salud y felicidad de los habitantes, materiales, belleza, etc. 

“Esto garantiza que tu edificio o comunidad tenga un impacto cero sobre el medio ambiente y ahí es donde empieza la arquitectura regenerativa, es decir, crear una estructura ecológicamente sostenible que aporte algo más a la naturaleza”.

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Foto: Armando Turrent, CEO de Reserva Santa Fe

Respecto a estos puntos, Turrent afirmó que el agua es uno de los más complejos y se encuentra entre los mayores retos para quienes buscan aprobar. 

“Para nosotros es sumamente relevante, por lo que optamos por ciclos cerrados en Reserva Santa Fe. Captamos flujo pluvial y la tratamos hasta alcanzar un grado de potabilidad cumpliendo normas de contacto humano”. 

Finalmente, agregó que certificaciones tan completas como estas también evalúan el destino final de los materiales y los recursos naturales

“Nosotros enviamos el agua ya tratada a los lagos, cumpliendo exclusivamente fines ambientales y de paisaje. Así, regulamos el flujo y hace que la permeabilidad sea mucho más constante, recargando el manto freático y evitando contaminar los pueblos cercanos con aguas negras, las cuales se vierten normalmente en arroyos”.