Me parece que a largo plazo es una tipología que sobrevivirá a la pandemia, pero primero tendrá que adaptarse, evolucionar y ofrecer lo que ya hemos visto que el espacio doméstico no puede dar: privacidad (que nuestros compañeros de trabajo ya no vean escenas que siempre debieron ser privadas), respeto de horarios, amplitud de espacios y recursos tecnológicos que sólo la empresa puede dar.

Para soportar la emergencia sanitaria, el espacio doméstico fue lo bastante resiliente para aceptar presiones programáticas fuertes, pero en realidad pocos departamentos y pocas casas estaban bien diseñadas para estos cambios, la gran mayoría tuvieron que afrontar el cambio de usos a través del mueble y no del espacio arquitectónico. Para el futuro a mediano plazo, el edificio de oficinas tendrá que ser una extensión de la casa en cuanto al ambiente que ofrece a sus usuarios: la comodidad del mobiliario, así como la calidez del espacio interior tendrá que poder competir con el calor del hogar y a la vez ofrecer beneficios extras.

Dichos extras se centrarán tanto en la infraestructura tecnológica (acceso a internet más rápido) como en la posibilidad de que los oficinistas post pandemia encuentren solitud y tranquilidad para pensar, así como espacios que fomenten la socialización entre compañeros, además de servicios que hagan de la experiencia de la oficina algo deseable, ya hoy en día hemos visto empresas dispuestas a contratar chefs, nutriólogos, entrenadores, coaches personales, etc.

Las empresas tendrán que evaluar sus requerimientos reales de espacio, considerando que no todos los empleados querrán regresar permanentemente a la oficina y que cierta flexibilidad para elegir el sitio desde el que se trabaja nos beneficia tanto en lo colectivo como en lo individual. Por lo tanto, los espacios del futuro serán de menor tamaño, y se tendrá que buscar, a partir del diseño arquitectónico, la manera de equilibrar productividad, bienestar y sustentabilidad.

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Torre Olmo, edificio de oficinas en Xalapa Veracruz. 25% menos consumo energético gracias a su doble piel. Proyecto LEAP Laboratorio en Arquitectura Progresiva. Foto Jorge Taboada.

Oficinas del futuro

Nuestras oficinas del futuro serán también más verdes, tanto en la presencia física de plantas como en la relación con el medio ambiente. Ya hoy se exploran soluciones desde varios frentes, siendo uno de ellos el diseño biomimético, otro frente es la investigación de nuevos materiales y uno más es desde la re-ingeniería inmobiliaria -hecha entre desarrolladores y estudios avanzados de arquitectura- que están proponiendo flexibilidad estructural para adecuaciones de edificios casi en tiempo real, para transformarlos en vivienda de largas estancias, alojamiento de corta estancia gestionadas por plataformas digitales o espacios de oficinas, todo sin cambiar fachadas ni hacer grandes inversiones de reconversión.

En el corto plazo la historia no es la misma. La demanda de espacios de oficinas hoy en día claramente ha decrecido, estamos viendo fenómenos inmobiliarios donde edificios nuevos que fueron diseñados y construidos para oficinas se están reconvirtiendo, aún sin haber sido inaugurados, en edificios híbridos o edificios exclusivamente de vivienda.

Los que hemos trabajado con la escala urbana sabemos que la vivienda es el comodín de los usos de suelo en la ciudad, siempre es deseable tener vivienda para generar ciudades sanas, por lo que la reconversión de oficinas a vivienda no sólo es posible, sino que es una apuesta segura.

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Edificio Vallarta y Patria. Edificio mixto: vivienda de corta estancia + oficinas. Proyecto y render LEAP Laboratorio en Arquitectura Progresiva.

Eventualmente llegará el momento en que se volverá a encontrar el equilibrio entre la oferta y la demanda y los espacios exclusivos de oficinas volverán al mercado renovados, mientras eso sucede es importante para los desarrolladores transitar con cautela estos primeros años postpandemia para no asumir riesgos que pueden poner en peligro la salud financiera.

Un buen edificio de usos mixtos no sólo es una buena idea inmobiliaria, sino que son edificios que nutren a la ciudad al ofrecer la diversidad de usos que siempre son deseables. Habrá ahora que pensar en cómo diseñamos las oficinas y las viviendas para que en este futuro de incertidumbres se pueda recibir la carga de nuevos usos sin tanta presión para el espacio y sus usuarios.

Por: M. Arq. Raúl Juárez Perezlete | Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey.

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Este es un artículo de la edición 128 https://inmobiliare.com/inmobiliare-128/ 

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