El Tren Maya es el proyecto más grande de infraestructura que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en la agenda y por fin ha firmado con una empresa para que construya los vagones. Estos estarán a cargo del segundo consorcio más grande del mundo en diseño ferroviario, Altom-Bombardier, a quienes entregaron 36 mil 560 millones de dólares en licitación y laborarán en Ciudad Sahagún, Hidalgo. Se estima que estén listos en 2023.
“Estoy seguro de que van a cumplir haciendo trenes de calidad, modernos, que se va a cumplir con el presupuesto estimado, que no va a haber ampliaciones y que se va a cumplir en el tiempo, que es todo un desafío”, comentó el mandatario.
Lo que el pago incluye es la fabricación de 42 trenes, talleres y cocheras que tendrán los más altos estándares de tecnología y seguridad. Asimismo, el diseño va a dar primacía al arte de las regiones por las cuales pasará el vehículo y también al jaguar, animal que representa las selvas mexicanas.
“Cuando fui jefe de gobierno compramos en ese entonces 40 trenes con 400 vagones y fue Bombardier la empresa que construyó en Ciudad Sahagún” , rememora el presidente, quien ya estaba en buenas relaciones con esta empresa.
Los tipos de trenes son los siguientes:
– Xiinbal: únicamente para distancias cortas y a un precio bajo.
– Janal: está centrado en que los turistas disfruten una experiencia gastronómica mientras el tren avanza.
– P´atal: este tiene camarotes y está pensado en viajes largos.
López Obrador asegura que su proyecto favorecerá a las economías locales y al turismo mexicano, mientras que lo segundo puede ser verdad, hay dudas de lo primero. Muchos grupos indígenas que residen cerca de los 1500 kilómetros de tren, temen que sus vidas cambien con el Tren Maya circulando por sus viviendas. Por otro lado, los ecosistemas vírgenes se verán seriamente afectados por el turismo en masa.