La adaptación siempre ha sido una de las principales cualidades del ser humano, luego de experimentar por casi dos años las complejidades del Covid-19; todas las industrias obtuvieron un gran aprendizaje e incluso implementaron soluciones para lograr subsistir en medio de la coyuntura.

La pandemia dejó grandes enseñanzas al sector inmobiliario. La industria tradicional así como las proptech tuvieron que reinventarse para lograr satisfacer las necesidades de vivienda. Hubo cambios importantes y mucha empatía, desde la edificación, arrendamiento, venta e inversiones.

Los nuevos desarrollos inmobiliarios evolucionaron, los accesos, áreas comunes, filtros de aire y más, tuvieron que adaptarse para brindar seguridad a todos los usuarios, considerando la vivienda hasta las oficinas.

Amenidades al aire libre y espacios específicos destinados a micro oficinas son algunas de las características que en este momento se buscan y los desarrolladores se han replanteado los proyectos para cumplir con estas demandas. Una modalidad creciente son los micro-departamentos, lugares con 30-35 metros cuadrados adecuados para vivir y laborar cerca de los grandes corredores de trabajo.

Los reglamentos dentro de los condominios se perfeccionaron, desde las reglas de convivencia en el interior como en el exterior, las entregas a domicilio y accesos dentro de cada desarrollo. Condóminos, administradores y empresas de entrega tuvieron que ser empáticos sobre la nueva forma de convivencia respetando las reglas en pro de la salud.

Uno de los principales cambios fue el sostener reuniones sociales, en algunos casos se limitó la convivencia presencial, con el objetivo de evitar la propagación del virus. La comunicación entre vecinos fue más constante y eficiente, entre ellos se cuidaban e incluso demandaban/ proponían algunas medidas sanitarias en conjunto para el edificio o desarrollo.

El sector fue puesto a prueba, existía cierta incertidumbre sobre el comportamiento de la oferta y demanda, al carecer de datos y cruzar por una situación atípica, no se conocía el impacto real que se iba a tener.

Lo más álgido se vivió los primeros tres meses, marzo, abril y mayo, ahora observamos una industria plena y en crecimiento con una mayor penetración de la vivienda en renta.

En cuanto a la oferta, nos percatamos que hubo una pequeña baja debido a las restricciones de movilidad, sin embargo, no tuvimos un paro total. El precio promedio se mantuvo estable con fluctuaciones muy regulares a las que se ven mensualmente, entre el 3 y 5%, existieron casos donde notamos una rebaja en el costo mensual entre un 10 y 15%, pero esto fue momentáneo, ya que al normalizarse y la campaña de vacunación avanzando, los precios regresaron a los acostumbrados.

Aferrarse a un precio de renta no fue lo más adecuado y es un gran aprendizaje que tuvimos durante estos meses. Los propietarios de un inmueble perdían de vista que, si bajaban un poco el costo mensual, podrían arrendar más rápido y las pérdidas por desocupación serían menores.

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Si tomamos en cuenta la demanda, observamos una necesidad recurrente por espacios más amplios, el trabajo remoto e híbrido vino a modificar los hábitos de vivienda. Las personas requieren una habitación extra, independizarse de padres o roomies e incluso lejanía de las zonas trendy o de alta demanda, con la finalidad de ganar espacio y obtener un mejor costo/ beneficio.

El cambio de los modelos de trabajo derivó implicaciones en el sector, hubo una reconversión de oficinas y esquemas con los que operan los coworking, desde la renta por hora, día, mes e incluso suscripciones mensuales.

Los grandes espacios corporativos son cosa del pasado, el empleador puede olvidarse de un lugar físico para ciertas posiciones y ahorrar en el flujo mensual.

La industria en México comenzaba con la digitalización, existían algunos jugadores renuentes a tener soluciones tecnológicas. Con el pasar de los meses y las restricciones de movilidad, algunas industrias se detuvieron completamente y se vieron en la necesidad de sumarse a esta ola.

Algunas innovaciones que se implementaron, y se realizaban con anterioridad en Aptuno.mx, fueron los recorridos virtuales, fotografías de 360 grados, firma digital, videollamadas, entre otras. Estas herramientas se convirtieron en alternativas para continuar la operación del sector del arrendamiento habitacional.

Una tendencia que veremos con más frecuencia es el cuidado del medio ambiente. En este punto, las desarrolladoras han optado por ciertas soluciones para convertirse en empresas ambientalmente responsables.

Al construir desarrollos sustentables, además de velar por el planeta, traen grandes beneficios, como reducir los costos de operación, bajar las emisiones de CO2, ahorros en energía, consumo de agua y en generación de residuos destinados a programas de reciclaje; por mencionar algunas.

El sector si bien sufrió unos meses de incertidumbre, también se acopló y adaptó a los requerimientos de los usuarios. Para el 2022 se espera que la vivienda en renta siga ganando terreno sobre la adquisición de una, lo que convierte al sector en uno inmejorable para invertir, ya sea en iniciativas de crowdfunding o adquisición total de un inmueble para destinarlo al arrendamiento.

Por: Aptuno

*Nota del editor: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Inmobiliare.

Este es un artículo de la edición 129 https://inmobiliare.com/inmobiliare-129/